Del bar Tito Aguacate te han contado miles de historias, comenzando por EL CALAMBRE, su legendario trago para desengomar… ¡Y para volverse a emborrachar!
Pero, ¿qué sucede al interior cuando sus dueños cierran las puertas para la clientela normal entre 7 y 8 de la noche?
Porque una cosa es que las puertas estén cerradas, y otra muy distinta es que el bar se haya dormido después de una larga jornada de risas, brindis, confesiones, jodas y chistes.
“Después de que el bar cierra, nos quedamos un grupo de viejos amigos que tenemos muchísimos años de frecuentar Tito Aguacate casi a diario”, explica el famoso Charlie.
Durante la noche hay declamaciones de poesías, conciertos (desde Los Beatles hasta boleros), bailes y, claro está, Los Calambres, muchos Calambres.
Infaltable es el profesor Paquito Valeriano, quien siempre llega acompañado de su guitarra. Su extenso repertorio incluye poemas de Juan Ramón Molina que él ha musicalizado.
“Péscame una sirena, pescador sin fortuna, que yaces pensativo del mar junto a la orilla”, canta Paquito.
“Aquí sí hay amigos. Este es un bar europeo en el centro de Tegucigalpa. Es mi lugar favorito para relajarme. En ningún otro lugar encuentro la atención y el ambiente de Tito Aguacate”.
Son las palabras de otro Tito: el director y actor de teatro Tito Estrada.
FOTO: Infaltables: Chilillo Armando, Eduardo Lewis y Omar Pinto
“Comenzamos a venir en el año de 1978 tenía 18 años imagínese ya son 40 años en este lugar sin faltar, aquí veníamos con varios amigos, pero ya muchos han fallecido, así que ahora solo venimos jueves y viernes los que quedamos”, cuenta Rubén.
Dice el escritor Marco Mendoza: “Tengo 35 años de venir, aquí no hay ningún problema, es el mejor lugar para conocer personas viejas y jóvenes. Tito Aguacate me sirve de inspiración”.
A Ricardo Medrano le llaman Mi Niño. De origen salvadoreño, lleva doce años de ser parroquiano frecuente de Tito Aguacate.
“En todo este tiempo no he visto ni un solo problema, por muy bola que ande la gente. Al final de la noche nos quedamos los viejos aleros”, dice Mi Niño.
Poesía, guitarra, bromas, anécdotas, perras… Tito Aguacate está cerrado, pero sigue más vivo, relajero y acalambrado que nunca.
FOTO: Chilillo junto al escritor Marco Mendoza.
FOTO: Paquito le pone ambiente con su guitarra.
FOTO: Mi Niño, Monchito y Charlie son tres aleros que nunca faltan.
FOTO: Edgar Valeriano, director del Grupo Teatral Bambú se marcha cuando ya está “acalambrado”.