Los seis goles le reventaron esa burbuja de soberbia en la que vive. Tal vez así aprende la lección y trata de llevársela más al suave con los demás.
Tal vez esta derrota lo vuelve más tolerante, menos encachimbado, menos cascarrabias. Pero eso solo se verá más adelante.
Mientras tanto, Jorge Luis Pinto, que en esta foto de Diario Deportivo DIEZ sale tomando café para calmar el frío, salió con “patitas pa qué te quiero” luego de que terminar el partido.
Lo estuvieron esperando en la conferencia de prensa, pero no llegó. O estaba afónico de tanto gritar, o tenía demasiada vergüenza.
Lo cierto del caso es que no dio la cara para dar sus evaluaciones (si es que la hay), del porqué la H ayer fue muda, manca y coja.
Nos quedamos con las ganas de escucharlo. A ver si cuando llega a San Peter lo hace, aunque creemos que sería mala idea, pues se le puede armar la de Troya.
Bien dicen que la victoria tiene muchos padres y la derrota es huérfana. Como el huerfanito Pinto.