La mesera del Espacio, un acodegor y popular restaurante de La Haban, acababa de poner la segunda pizza sobre la mesa, pero Leonel Estrada, fotógrafo oficial de la primera dama de Honduras, no alcanzaría a probarla.
Faltaban pocos minutos para la medianoche, y las calles estaban llenas de turistas extranjeros, y los viejos carros de los años 40’s y 50’s convertidos en taxis iban y venían.
Los homosexuales y las lesbianas armaban su propia fiesta en el malecón… ¡Hasta que estalló la noticia!
La pizza seguía sobre la mesa cuando la mesera regresó. Leonel Estrada estaba acompañado por algunos compañeros de trabajo y varios amigos cubanos.
-Lo siento… ya cerramos –dijo la mesera.
-¿Por qué? –preguntó alguien de la mesa.
-Estamos de luto.
-¿Quién murió? –preguntó Leonel.
-Raúl Castro informó en la televisión que acaba de morir el comandante Fidel –respondió la muchacha. El rostro lo tenía tan pálido como la luna que coqueteaba a esa hora sobre el cielo de La Habana.
-¿Es en serio?
-Sí… Paguen su cuenta, por favor… Y disculpen, pero se tienen que ir.
FOTO: La lente de Leonel Estrada, uno de los mejores artistas gráficos de Honduras, captó la imagen de este taxi en La Habana a los pocos minutos de la muerte de Fidel.
Eran un poco más de las 11:30 cuando Leonel salió a la calle con su cámara en la mano.
“Esperaba encontrar a personas llorando con desconsuelo, pero no hubo nada de eso. Todo el mundo caminaba rápido para parar un taxi e irse a casa. Unos minutos después, las calles estaban vacías”, relata Leonel.
Su olfato lo llevó al malecón. Allí, los homosexuales y lesbianas celebraban la muerte de quien llamaban “el dictador”.
“Nada de fotos”, le advirtieron. “Es peligroso si nos ven en algún periódico… Estamos contentos, porque por culpa de Fidel y sus ideas hemos sufrido discriminación, marginamiento y persecución”.
“Tomé algunas fotos y me fui para el hotel para meterme al internet, porque en Cuba no es como Honduras, que hay señal en todos lados y uno se puede conectar en el celular. Allá no”, cuenta Leonel.
En Cuba –agrega-, hay que pagar el equivalente a doscientos lempiras por una hora de internet. Lo mejor es usar la señal de los hoteles.
Las redes sociales no hablaban de otra cosa. Era cierto: Fidel había muerto.
“Dormí un poco y me desperté temprano. Creí que me iba a encontrar con una pandemia porque ya todos los cubanos estaban enterados de la muerte de Fidel”, dice Leonel.
Sin embargo, el sábado fue igual a las últimas horas del viernes, y también a las del domingo, que fue el día que este artista de la lente regresó a Tegucigalpa.
Los cubanos seguían como si nada hubiera pasado, y nadie salió a las calles con carteles con la imagen del comandante guerrillero con uniforme verde olivo.
FOTO: De un momento a otro, los negocios en Cuba cerraron y todo el mundo se tuvo que ir a sus casas.
Fidel estaba muerto, pero el hermetismo del pueblo cubano seguía más vivo que nunca. Como lo demuestra la siguiente anécdota.
El miércoles, cuando íbamos en el taxi rumbo al hotel, uno de mis compañeros de viaje le preguntó al taxista que nos llevaba “¿Dónde vive Fidel?”-cuenta Leonel.
El taxista lo quedó viendo y le dijo que “Esa pregunta no se hace, no se dice, ni se piensa”, –dice Leonel.
Por eso a Leonel no le extraño que Cuba se despertara el sábado como si nada hubiera pasado.
Palabras de Leonel Estrada: “La gente seguía su vida con normalidad. Llegamos al aeropuerto y era lo mismo. Parecía que Fidel no se hubiera muerto unas horas antes”.
Pero sí estaba muerto. Y Leonel Estrada, que toda la vida había soñado con visitar la Cuba de Fidel, estaba en la isla con su cámara en mano en este momento único e irrepetible de la historia.