El fútbol es pasión, pero no se debe degenerar en violencia. Los jugadores sólo hacen su trabajo y seguramente lo disfrutan más que todas las profesiones que existen en el mundo. Te pagan por jugar el deporte más maravilloso de la tierra.
Entonces, ¿qué culpa tiene el Alianza de ser agredido? ¡Ninguna! Más que ser víctima de unos cuantos descerebrados que dicen ser parte de la “Barra” olimpista queriendo ganar protagonismo y hacer show.
¿Qué buscan agrediendo a los salvadoreños? El juego se realizó bajo protesta del equipo Alianza y es probable que por el comportamiento de la gente afuera y dentro de la cancha con el petardo que estalló a cinco metros de los jugadores – Hay que aclarar que los que se tiraron al piso son unos exagerados, tramposos, mal intencionados – pudo haber ocasionado la suspensión del partido y el Olimpia quedaba eliminado.
La mayoría de los presentes se comportó a la altura, apoyando al león en todo momento aun cuando el Olimpia estaba eliminado. Restrepo le devolvió esa mística al Olimpia que hace tiempo no tenía. Correrlas todas, mover la pelota, encerrar al rival y golearlo.
¿Y la policía? Totalmente inoperante, lejos del bus del Alianza cuando estaba ingresando al estadio, lejos de la barra que siempre hace sus trucos de mala fe y dañan el espectáculo. ¿Por qué se ponen a ver el juego? Deben estar vigilando las graderías para que no pasen cosas como estas.
El león podría ser sancionado económicamente o simplemente la Concacaf puede suspender el Estadio Nacional o poner el castigo que más duele en esta fase tan importante de la Liga Concacaf, jugar sin público.