“Man, ¿ya les dijiste a tus papás que serán abuelos?”

“La noticia a los abuelos”

Anteriormente les había hablado sobre La noticia que cambió mi vida, pero no les conté de cómo fue la noche que les di la buena nueva a mis padres y mi suegra.

A la suegra fue meses antes que mis padres, sinceramente no me había caído el veinte todavía, pero desde el día que me dí cuenta de que iba ser padre comencé a preguntarme ¿”Como puuercas le digo a mis viejos?”.

Este era el tema de conversación con mis amigos… “Man ya le dijiste a tus viejos” o “¿Como vas hacer?”.

Me acuerdo que me propuse decirles después de que me graduara de la “U”. Como ustedes saben “Después de un gustazo, viene un trancazo”. Me gradué un domingo y pasó la primer semana y ni dormir podía. Ja, ja, ja, qué cuadro.

Fui  buscar a mi padre a la oficina tres veces en esa semana. Cómo es el destino, que justamente esos tres días sus compañeras estaban hablando conmigo de casorios, hijos y todas esas cosas.

Mis respuestas eran entre dientes. Hasta que mi viejo me dijo: “¿Qué andás haciendo aquí, tío?

Como ustedes se imaginan no le dije nada y evadí el tema diciéndole que salí temprano porque iba a dar clases de baile.

La noche perfecta…

Ja, ja, ja, ja, ja, me acuerdo de esta noche y ahora me río. Después de cenar , tipo las 8 o 9 de la noche, toqué la mesa y dije: “Bueno, señores, en febrero nace mi hijo… o sea su nieto”. 

No puedo olvidar la cara de mi mamá y la frase que le dijo mi padre… “Vaya mija, vas a ser abuela”

Lo que paso después fue puro protocolo familiar. El panorama parecía estar despejado de nubes negras, mi suegra sabía, mis padres sabían, pero al muñeco (o sea yo), todavía no le caía el tostón.

A mis 23 años cambié mi vida forever por el momento más preciado que una persona puede tener: ser papá o mamá.

Miles de personas se echan a morir con esta noticia y se ponen  a pensar “¿Qué va ser de mi ahora?”.

Mi angustia había terminado. Ya podía respirar tranquilo.

Así que nos chequeamos otro día para contarles cómo fue el día que nació mi hijo…