Don Chungo nos dice adiós, pero nos deja sus acordes y la riqueza del folklore
Ayer (miércoles 8 de marzo), al llegar a mi casa para prepararme a asistir a una cobertura periodística en horas de la noche, recibí un mensaje que impactó mi vida, el gran maestro, Jesús Muñoz Tábora, ha fallecido.
Entre el sentimiento de incredulidad y asombro, corroboré la información con mi amiga Gina Mejía de la colonia Miraflores, (donde vivía el gran “Chungo”), y efectivamente la información era la correcta.
La vida es tan volátil que es como dice la palabra de Dios: que del polvo naciste y en polvo te convertirás.
Casualmente, el viernes anterior nos encontramos con el maestro en la “sede” (auto pollos al carbón), lo vi ejecutar la guitarra magistralmente y siempre con admiración aprecié su talento.
Y le dije: “Maestro, ¿qué tal está?”. Y me respondió: “Bien, hijo” y me preguntó. como siempre, por mis primos (Javier, Mario y César). “Allí están esos jodidos”, le decía en son de risa y con una amistad sincera.
Don Jesús, mejor conocido en el ambiente artístico como don Chungo, era un autodidacta, un escritor y músico de primera.
Se viene a mi mente un grato y especial recuerdo. Un día en la sede me dice: “Mirá, Daniel, acá ando un libro que quiero que lo conservés Testimonios Orales Copanecos.
Y le dije “Gracias, maestro, pero lo voy a tomar con una condición”. Me dijo: “Ajá, decime”. “Se lo voy a comprar, pero le daré el dinero mañana” y me dijo “Tomalo, papá…” y cumplí con mi palabra.
“Testimonios Orales Copanecos” es una joya que atesoro en mi estante de libros.
Era habitual vernos por lo menos tres a cuatro veces por semana. En uno de esos encuentros, en especial un sábado, me llevó a un bar que se llama “Restaurante Mustang Blue”, ubicado en la entrada de la colonia El Hogar de la capital.
Allí en ese bello lugar se dan cita grandes intelectuales y gente que aprecia el talento artístico.
Don “Chungo” me dice, pasen, y luego me presenta al doctor Jorge Sevilla Ártica, un profesional de la primera, en las áreas (homeópata, naturópata, quiropráctico y acupunturista), quien es propietario de ese hermoso negocio en compañía de su especial esposa.
En el Mustang Blue, el “maestro” nos deleitó a mí y a mis primos (Javier, Mario y César) de su talento, aproximadamente una hora.
Recuerdo piezas como: “La Chica de Ipanema de Tom Jobim”, “Bésame Mucho de Consuelito Velázquez”, y “A mí manera del autor Paul Anka”, y a parte de otras obras de su autoría.
Ese día le dije, “maestro” quiero reunir a toda la familia para que nos ejecute sus piezas musicales y podamos degustar de su riqueza, y me contestó: “con gusto papa”.
Ese anhelo quedó pendiente y aparte de una entrevista que tenía pensada hacerle para mi buen amigo el “gran míster”.
“Maestro”, esto es un hasta pronto, llevo en mi corazón y en mis pensamientos los acordes magistrales de su arma “la guitarra”, su voz, las pláticas sobre nuestro país, la cultura, el folkrlore y la riqueza de nuestros pueblos y en especial un tema controversial la “religión”.
Mi abrazo “maestro”, escribo con tristeza este pequeño homenaje a un hondureño único y especial que llenó de gloria a este hermoso país con su arte y su cultura.
Un legado para generaciones
Fue el único escritor que en cada uno de sus escritos recuperó las tradiciones, idiosincrasia y las lenguas nativas de nuestros pueblos autóctonos.
Don “Chungo” obtuvo mucho rigor metodológico de sus maestros y compañeros en los centros de enseñanza cultural de Costa Rica, Chile y Venezuela donde se preparó en la materia.
En la década de los 80, fue director del departamento del Folklore Nacional, una dependencia de la Secretaría de Cultura. Es uno de los pocos etnomusicólogos y folklorólogos nacionales.
“Chungo” nació en Santa Rosa de Copán. Realizó estudios de musicología, en el conservatorio de música, facultad de bellas artes en la Universidad de Costa Rica.
Además, obtuvo una especialidad en pedagogía musical en el Interamericano de educación musical de la Organización de Estados Americanos (OEA). Alternando con estudios de administración de la educación, curriculum y folklore latinoamericano en la facultada de ciencias y artes musicales de la Universidad de Chile.
En 1979 fue becado por la OEA para estudiar etnomusicología y folklorología en el Instituto Interamericano de Etnomusicología con sede en Caracas Venezuela.
En 1987 se convierte en el primer agente de desarrollo cultural, egresado del Centro Latinoamericano y el Caribe de Cultura.
Ese mismo año estudia promoción cultural, patrocinado por la OEA y la subdirección general de promoción cultural de la Secretaria de Educación pública de México. Es premio nacional de arte “Pablo Zelaya Sierra”.
Ha sido autor de varios libros acerca de nuestro folklore como: (Instrumentos autóctonos de Honduras), (Folklore y educación Honduras) (Testimonios Orales Copanecos), entre otros.
El guitarrista hondureño Jesús Muñoz Tábora, con estudios en Chile, murió el miércoles en Tegucigalpa informaron fuentes cercanas a su familia.