No importa si Jonathan Josué Rojas Romero era seguidor del Olimpia o del Motagua. El amor por el color de una camiseta no justifica que haya sido asesinado a pedradas por miembros de barras violentas que siembran el terror cada vez que se juega el clásico capitalino.
Con apenas dieciséis años, Jonathan había vencido al cáncer (leucemia), pero sucumbió a un ataque realizado por delincuentes que cada fin de semana se disfrazan de hinchas del fútbol.
Porque los que le quitaron la vida a Jonathan son eso: criminales.
LA FUNDACIÓN HONDUREÑA PARA EL NIÑO CON CÁNCER, a través de su cuenta de Facebook, lamentó lo sucedido con Jonathan con el siguiente mensaje:
“La violencia nos ha llevado a un vencedor.
Pero esta luz no puede dejar de brillar, por ese legado de valentía, esfuerzo y sacrificio que dejó en nuestras vidas Jonathan Josué Rojas Romero va a permanecer siempre en nuestros corazones.
Con tan sólo 16 años, este gran guerrero murió víctima de la violencia que lamentablemente existe en las barras de los equipos de fútbol ya que fue atacado por otros jóvenes cuyos golpes le causaron la muerte.
Jonathan Josué fue diagnosticado con Leucemia Linfoblástica Aguda en el año 2011 y su férrea determinación, su fe y su optimismo contribuyó a que lograra vencer la enfermedad y actualmente se encontraba en vigilancia.
La Fundación le brindó todo el apoyo, no sólo donándole el tratamiento oncológico y todos los beneficios que reciben los niños con cáncer, sino que también le dio una beca para que aprendiera Tapicería en el Centro de Formación San Juan Bosco del Instituto San Miguel, motivo por el cual estaba muy entusiasmado por la oportunidad que se le había brindado demostrando con sus excelentes notas su gran espíritu de superación.
Descansa en paz Jonathan Josué y que tu lucha por vencer la enfermedad sea la luz para los miles de niños con cáncer que actualmente están enfrentando la enfermedad”.
MOTAGUA ACUSA A LA POLICÍA
Jonathan fue herido en medio de un enfrentamiento a palos y piedras entre delincuentes que se ocultan en las barras Ultra Fiel (Olimpia) y La Revo (Motagua).
Según Leonel Sauceda, de la secretaría de Seguridad, “Al aficionado lo atacaron a pedradas… Fue trasladado herido al Hospital Escuela, pero minutos más tarde murió”.
“La Policía intervino -agregó Sauceda-, y evitó una tragedia mayor, era una zona (construcciones en el bulevar Morazán), en la que había numerosos objetos que podían ser utilizados como armas para atacar”.
Mientras tanto, Marvin Fonseca, gerente deportivo del Motagua dijo que “Lamentamos lo que pasó, lastimosamente en los clásicos hay muertes, pero sentimos que la Policía no hizo su trabajo. La Secretaría de Seguridad dio la orden de que la Ultra no ingresara al estadio pero no pudieron evitar que entraran y se colocaron donde estaban los aficionados comunes”.
Antes del partido hablamos de seis anillos de seguridad pero no los hubo -acusó Fonseca.
Pero nada de lo que se diga -o haga-, podrá devolverle la vida a Jonathan.
Lo que sí se puede hacer es evitar que las barras sigan enlutando a más familias hondureñas.