Isabella Arévalo es una de esas personas que tenía una vida complicada por su sobrepeso, pero gracias al amor propio y a la fuerza de voluntad logró hacer un cambio radical.
Es vegetariana. Nos cuenta sobre esta forma de alimentarse y que hizo para poder perder tanto peso. Es una historia que vale la pena conocer de alguien que bajó de 221 libras a 171 libras.
¿Sos vegetariana y tenías sobrepeso? ¿Cómo sucedió eso? 221 a 171
Sí, soy vegetariana fan de las baleadas, los pasteles y amante de las papas fritas. Tengo, mejor dicho tenía una estrecha relación con la salsa de tomate, y no me refiero a la casera. La fiesta se terminaba cuando ya no había salsa y era de las que necesitaba suficiente para colocarle a cada papa frita, una por una.
Lo que engorda es la grasa y el azúcar, y cuando se combinan es bomba. Claro, lo más rico viene combinado. Se puede ser vegetariano comiendo churros y vegano comiendo 10 tortillas al día.
Tenemos la falsa creencia que ser vegetariano, es sinónimo de estar saludable cuando no es así. Quien es vegetariano, opto por no incorporar carnes de ningún tipo ni mariscos a su dieta. En mi caso, fui criada y gestada en vegetarianismo lo cual significa que nunca he comido carne. También podemos eliminar la creencia que los niños que no comen carne tienen alguna deficiencia, en mi caso, hasta llegue a tener de más.
¿Cuánto pesabas?
Mi peso más alto fue de 221.4 libras a mis 26 años con una altura de 1.73 metros. No es lo mismo pesar eso a tus 13 años o con una estatura de 1.52 metros, el peso es relativo en cada cuerpo. Es primera vez que me preguntan tan abiertamente. ¡Ja, ja, ja! ¡Vaya suerte la mía que es para ustedes!
¿Qué te motivó a perder peso?
Mi hermana y una foto.
Mi hermana fue diagnosticada con cáncer de mama a sus 29 años, a dos años de donde estoy hoy. Fue uno de esos casos raros de un cáncer que se pensaba que solo le daba a personas mayores de 35 años.
Después de muchos exámenes genéticos, se determinó que su cáncer no era genético. En pocas palabras los doctores nos dijeron que quizá influyeron sus malos hábitos alimenticios y sedentarismo. Después de haber luchado por 11 años a su lado, aunque no haya sido en carne propia, si fue una batalla emocional la cual definió mis años de adolescencia y sé que significan las consecuencias de la obesidad. Mi hermana llegó a tener obesidad mórbida.
En mi casa siempre se ha comido saludable, pero seamos realistas, todos pasamos más tiempo fuera que dentro de casa. Fue hasta febrero de este año que me vi en una foto que reconocí que también me había alejado de mi centro. Estaba a tiempo de recobrar las riendas de mi vida.
¿De dónde sacaste la voluntad y la fuerza para un cambio tan drástico?
Fui la primera en no creer que sería capaz de lograrlo. Pensé que no tenía la determinación ni la disciplina. Pero me he rodeado de las personas indicadas, una amiga me imprimió una tabla donde debía colocar mi ingesta diaria, el ejercicio, pesaje semanal y metas. Eso me ayudó a crear un plan, pintaba los días que seguí la dieta al pie de la letra en verde y en rosado los días que fallaba. Soy una persona visual.
No se necesita ver toda la escalera, solo el primer peldaño. Este proceso es un tiempo de comida a la vez, hasta que el mensaje llegó hasta mi cerebro y mi cuerpo se adaptó.
La fuerza y la voluntad creo que la encontramos en el camino, en mi caso la encontré cuando después de 2 meses de estar en el proceso, dejé la obesidad. En esos dos meses no se me notaba cambio alguno, pero cuando mi IMC estaba por debajo de 30, dramáticamente mostré todo mi esfuerzo. Quizá mi cuerpo solo estaba esperando a que creyeran en él y su capacidad.
¿Cómo era tu vida con sobrepeso?
Inconforme. Triste. Amargada. Insegura. Pesimista. Siempre de pantalones y escondiéndome tras maquillaje.
¡Eso no es vida! Cuando escribo al respecto, me dicen que debí trabajar en mi autoestima y seguridad, pero no se trataba de eso. Se trataba de recuperar mi salud y sentirme FELIZ.
¿El sobrepeso te afectó en el amor?
Buena pregunta. Para gustos hay colores, no existe un solo prototipo de mujer para todos los hombres. Ese tipo de amor para mí, es secundario. Donde sí me vi afectada fue en el amor propio. Fue falta de conciencia, información y amor propio el que me llevó a la obesidad. Yo dije que si a comer mal (aun siendo vegetariana) y llevar una vida sedentaria. No hay excusas ni a quien culpar.
Hay situaciones que nos llevan a tomar decisiones dañinas pero al final tenemos la opción de no tomarlas. Me falto amor propio. Un día antes de llegar a mi peso, el doctor me pidió que perdonara lo que me estaba impidiendo seguir adelante con mi proceso. Pensé en todo lo externo, cuando al final, a quien debía perdonar era a mí. Desde entonces mi trato conmigo ha cambiado y eso también se vio reflejado en mi vida amorosa. Si no nos amamos primero, nadie jamás nos amara como merecemos.
¿Estás feliz ahora, o aún te hace falta cambiar algo, tanto físico como interno?
Soy una persona llena de metas, alcanzo una y me propongo hacer algo aún más grande. Ahora estoy buscando un cuerpo sano y más tonificado. Comencé a entrenar con Beno Morales, en tan solo dos semanas, he visto cambios significativos.
Él me saca el jugo y aunque me levante a las 440 A.M. deseando que se me pegue la cama, siempre salgo del gimnasio con una sonrisa porque sé que estoy un día más cerca de cumplir mis metas. Quiero más, no por obsesión, sino porque mi cuerpo me demuestra que puedo dar más y obtener más. Quien sale ganando soy yo, jamás me regresaré.
¿Recibías burlas o comentarios negativos?
“Pero si tenes una cara TAN bonita…” ¿Y el resto qué?… Soy más que una cara.
“Probé una dieta a base de tajaditas de aire, ¿no te llama la atención?”
“Dudo mucho que alguna vez llegués a ser talla M”
“Cuando bajés de peso por fin te vas a ver bonita”
No olvido esos comentarios. Podría llenar esta página, pero esos ataques fueron dirigidos a una Isabella que hace meses dejé atrás.
¿Qué hiciste para bajar tanto de peso?
No existe fórmula mágica ni receta secreta, regresé a lo básico. Como solo frutas y vegetales. Por muchos años había intentado comer de esta forma pero no encontraba el balance.
Afortunadamente, Honduras cuenta con uno de los doctores más capacitados en el tema y tengo la dicha de ser su paciente. El Dr. Solórzano ha sido crucial en este cambio de estilo de vida. No soy la única que lo lleva, somos muchos los FEVAnos (frutas, ejercicio, vegetales y agua). Los pacientes pertenecemos a la mejor selección del mundo, la cual hemos denominado “La Casaca” porque todos entramos con puras casacas.
En este proceso vamos todos de la mano, nos ejercitamos juntos, celebramos triunfos y nos retamos cuando no mostramos los resultados que esperamos.
Dirán que fue fácil para mí comer de esta forma, pero no lo fue. Todos tenemos algún vicio que nos llevó a la obesidad, me costó dejar todo aquello que me alejaba de la persona que quería ser. Las tentaciones siempre estarán, para algunos es la carne y para otros las papas fritas.
Foto: El día que Isabella logró llegar a su peso ideal.
¿Cuánto pesas ahora?
Hoy mi balanza marcó 172 Lbs.
¿Estás cómoda o vas a bajar más?
Voy a bajar más, mi meta es llegar hasta 160.
¿Qué te inspira?
Mi mejor versión. Es el ver atrás y decir, “nunca más”. Saber que cada mañana ir al gimnasio me llevará más cerca de cumplir mi sueño, que más que un sueño es una meta alcanzable.
¿Hacías ejercicio?
Los últimos 4 años viví en Corea del Sur, donde todos los días caminaba 8 kilómetros diarios. Fue un cambio drástico pasar a solo caminar de mi casa al carro y del carro a mi oficina. ¡BOOM! Al retornar aumenté 20 libras, más las que traje de souvernir.
Ahora hago entre 1-2 horas de ejercicio al día. Hago de todo un poco dependiendo el día, corro, spinning, elíptica, pesas pero mi actividad favorita es bailar salsa. Me ayudó muchísimo en el proceso, se queman muchas calorías y sobre todo mejora el autoestima. Todos los viernes por la noche me encontrarás en mi clase en Salsa Honduras.
¿Cómo te describís ahora con este cambio tan notorio?
Te seré honesta, hay ocasiones que no me reconozco. Para Halloween me disfracé de Jessica Rabbit, el eterno amor de Roger Rabbit, y no dejo de verme en las fotografías.
Hay días que me veo y no me lo creo. Es caminar por la calle y detenerte a ver tu reflejo, no temer a entrar a una tienda y pedir una talla M, olvidarte de ese sentimiento que no querés que nadie te vea, es dejar de vestirte con capas de ropa, el decirle que no a la que solía ser tu comida grasienta favorita sin sentir tentación, a no usar fajas ajustadoras o creer que una pastilla nos llevará a perder peso.
Es aprender a confiar en ti mismo y saber que con determinación y disciplina podemos lograr lo que sea.
Si te tocara ser franca y enviar un mensaje claro, ¿Cuál sería?
No es fácil pero tampoco imposible. Siempre que me encuentro a alguien que tiene mucho tiempo de no verme, me comenta como desea bajar de peso pero que no tiene disciplina o no podría seguir mi estilo de vida “tan extremo”. Que ha intentado pero no lo ha logrado y créeme que entiendo, fui una de esas personas por años. Extremo es una cirugía o llegar a padecer una de las 33 enfermedades que nos ganamos con el sobrepeso. Hacer ajustes por tener una mejor vida es algo indescriptible, el cuerpo se adapta a lo bueno y a lo malo.
Crea en usted, visualicese en el peso que quiere estar pero sobre todo hágalo con una sonrisa. Decida qué es lo que quiere, escríbalo, haga un plan y trabaje en ello todos los días.
¿Contemplás un proyecto donde tu experiencia y estilo de vida, guíe directamente a otros?
Sí, mi padre y yo hemos estado trabajando desde hace dos años en consolidar la red de Vegetarianos en Honduras. Jamás pensé que hubiera tantas personas interesadas en nuestro mismo estilo de vida. Por muchos años me sentí sola. Ahora tenemos una comunidad de más de 2000 personas a nivel nacional. Hacemos festivales, senderismo, reuniones, entre otras actividades.