Esta captura de pantalla del reportaje sobre la gran final nos muestra lo insensibles, egoístas y que a los habitantes de este país la muerte ya nos dejó de sorprender. Ya sé que van a venir con que todos los días hay muertos, se mueren de tres en tres y nadie dice nada.
La verdad, no se mueren enfrente de 35 mil personas, con transmisión abierta a nivel mundial y menos que en un saque de esquina de la gran final los familiares lloran desconsolados mientras los fallecidos están tirados al lado de la cancha de juego. Son igual de importantes que los demás caídos a diario en el país.
Sin embargo, este caso es único, sucedió en un evento deportivo, donde los directivos, la Liga Nacional y todas las autoridades tuvieron que decir: NO SE JUEGA Y PUNTO. Tampoco la tragedia iba a hacerse más grande, ya es tiempo que respetemos lo que diga la autoridad, que dejemos de querer tirársela de vivos y no respetar a nadie.
Aquí no se puede justificar nada, la tecnología es tan amplia que existen 300 maneras de poder comunicarse unos con otros. No se puede alegar ignorancia y mucho menos tratar de lavarse las manos con este horroroso: ¡Nadie se dio cuenta de nada!
El juego bien se pudo jugar al día siguiente, a una hora donde los que ya estaban en el estadio pudieran retornar al juego sin ningún problema. Nadie les pidió a los presentes que respetaran a los muertos, nadie guardó un minuto de silencio, nadie hizo nada. Más que ver como fallecían mientras esperaban con cara de locos el inicio del partido y una vez iniciado, ni se acordaron de la tragedia.
Es un dolor profundo, una tristeza feroz que conmueve hasta los más fuertes. No se puede dejar pasar esto, no se puede olvidar. La Copa 15 de Motagua llevará el nombre de las víctimas fatales para siempre.
¡Que esta historia no se repita nunca más!