El lunes por la noche, en un grupo de WhatsApp, me llegó un mensaje diciendo “Ustedes, la gente está llena de odio, miren los comentarios de X publicación”.
Este comentario bastó para desatar cientos de mensajes en el grupo, todos afirmando y contando sus experiencias, por así decirlo.
En otro de mis grupos de WhatsApp empezaron a mandar mensajes de buenos días y como al quinto alguien salió a plenas seis de la mañana “Por favor, este chat solo es para hablar de las rutinas de ejercicio”.
Lo siento, pero no pude evitar la carcajada y pensar en qué amargada es la gente.
Minutos más tarde, persona le daban al pito del carro porque otro no adelantaba como unos 10 pasos -ojo, estando en cola espantosa-, y estoy 100 por ciento segura que no era solo el pito sino que fijo les mentaron la madre.
Más tarde fui al doctor y esperando mi turno estaban tres personas más y todas metidas en el celular, nadie saludó, mucho menos hicieron plática, en eso llegó una señora que andaba elevadísima la glucosa y me pidió que si podía entrar antes que yo, sin pensarlo le dije que sí, le pidió a la otra muchacha y también le dijo que sí.
Cuando llegó a la segunda, la muy amargada le dijo “Hubiera venido más temprano, además yo ya tengo cita y lo mío es rápido”.
Me dio una cólera y le dije “La señora anda mal, déjala pasar”, pero me dejó completamente ignorada.
Y dije definitivamente esta sociedad está mal, sé que no soy la primera en decir esto pero quiero hacer hincapié: nos pasamos quejando una y otra vez sobre que queremos un cambio, que qué país más M donde vivimos, pero ese cambio que tanto deseamos simple y sencillamente está en nosotros.
Desde el momento que no contestamos un buenos días, no decimos por favor, gracias, ¿cómo está?, claro, le cedo mi puesto, pase al doctor porque yo no ando tan mal como usted… O cuando dejemos de ser tan idiotas y estar pitando en medio de una cola.
Para bien o para mal nacimos en Honduras, un país cinco estrellas que a mi parecer nos ha dado demasiado y somos nosotros mismos lo que los tenemos así, relajemos el nance, así de sencillo y empecemos por nosotros ser el cambio que queremos.