Cada dia me sorprende más cómo somos los hondureños, totalmente despreocupados, desinteresados de las cosas que nos hacen daño.
Como dicen por ahí, “nada nos saca carrera”. O para que se entienda en el buen catracho, nos vale “versh” todo y lamentablemente me tengo que incluir.
En el país nos pasan tantas cosas malas, el pueblo sufre de una inseguridad perra, todo está caro, no hay empleos suficientes y para colmo durante años los gobiernos nos han estado dando “atol con el dedo“.
Pero bueno, no es algo que solo pase en Honduras, es muy común en latinoamérica e incluso países europeos pasaron por esa situación.
Solo que existe una pequeña y a la vez significativa diferencia: los pueblos no permitieron que los siguieran jodiendo.
Por ejemplo: en Paraguay el pueblo impidió se aprobara la reelección presidencial… ¿Y en Honduras? ¡Muy bien gracias!
Con la llegada de las redes sociales a nuestras vidas, yo creí que todo cambiaría, o al menos se vería indicios de cambios.
Como sabemos, las redes sociales dan mucha libertad a expresarse y decir lo que te gusta o no te gusta.
Pero todo parece que el remedio ha sido peor que la enfermedad, porque en lugar de despertarnos y abrir los ojos hacia el mundo, más bien nuestra ceguera es aún peor y preocupante, algo que me negaba a creer.
¿Pero cómo me di cuenta de lo contrario?
Fácil, fui espectador de como 3 estupideces atrajo toda la atención favorable y desfavorable de la mayoría de los usuarios de las redes sociales y de los que no usan redes también.
La “famosa” Chiki 504, la Llorona -que al final ya no lloró tanto- y la nueva “joyita” Erlin el Wachimán.
¿¡Saben cuánta atención mediática atrajeron esas pendejadas!? Fue algo increíble, tanto que a una le dieron becas, a la otra consiguió buena chamba y a Erlin hasta electrodomésticos se ganó.
Bien por ellos, porque al final de cuentas no tienen culpa -y aclaro qué mi critica NO va dirigida a ellos como personas- si nó a la pobre exigencia que tenemos como hondureños.
Pero me pregunto cuántas niñas que trabajan en mercados o vendiendo tortillas y que aun así le va súper bien en la escuela le regalan becas.
¿O a cuántas de las chavas que a diario se exponen al andar en las calles a pie, y que corren el peligro de ser asaltadas, manoseadas o hasta violadas le ofrecen chamba por doquier?
Esperaría que a los cientos de guardias de seguridad que son de la tercera edad y que arriesgan sus vidas por cuidar nuestras casas le regalen aunque sea un electrodoméstico para hacer café.
Pero es que este tipo de temas superficiales son las que nos interesan y para ver eso usamos las redes sociales. Pero para educarnos, muy poco.
Se que muchos van a salir con la cantaleta de que “Son los medios los que nos ofrecen eso, no es culpa de nosotros”…
¡Paja!
Una vez hice un pequeño reportaje sobre el aniversario de muerte de Froilán Turcios y poca gente le paró bola, pero cuando sale una publicación de las chavas semi desnudas, son cientos de “me gusta” que se lleva, miles de clicks, y varios comentarios.
Pero eso sí, somos buenos criticando cuando salen esas notas, pero bien que entramos a verlas.
Ojalá el furor que causaron en las redes sociales estos tres hondureños lo hubiera causado cuando se aprobaba la reelección, ojalá se hubiera reflejado en las calles, ojalá este furor causara un cambio en nosotros como ciudadano…
Ojalá… algún día.
Cómo dato: Una página de facebook que le hicieron “en honor” a Erlin el Wachiman, en menos de diez días alcanzó más de 80 mil seguidores.
¿Será así con todas las páginas de ayudas sociales? No lo creo.