En los pasillos de las tiendas Walmart de Honduras, entre los productos locales que sobresalen están las deliciosas rosquillas, bollitos, semitas, o panes de yema que te endulzan el día; productos que contienen el auténtico sabor de Honduras, elaborados por Panificadora Tábora, una empresa que inició como una pequeña panadería familiar en El Paraíso y hoy en día es un referente nacional.
La historia de Panificadora Tábora se remonta a 1970, cuando Ovidio Tábora (QDDG), su fundador, y su esposa Sergia decidieron adquirir y renovar una antigua panadería que funcionaba con hornos de leña. Allí, elaboraban galletas y pan blanco que vendían en bicicleta por las calles de El Paraíso y que con el tiempo, inspirados en las recetas familiares que fueron recolectando con sus tías, recuperando las recetas que la madre inspiro, creando asi lo que hoy es uno de sus productos estrella: los bollitos y las donas.
El auténtico sabor y la calidad de sus productos le valieron a la panadería una reputación inigualable. Al poco tiempo, los clientes ya no esperaban que les entregaran el pan en la calle, sino que llegaban directamente a la panadería, incluso desde lugares lejanos. “El negocio creció rápidamente y mis hermanos y yo nos involucramos en el trabajo”, explicó Ovidio Tábora, actual director general e hijo de los fundadores.
Ante el crecimiento del negocio y el aumento de la demanda, la familia Tábora decidió expandirse y construir una fábrica en Danlí. Allí, invirtieron en tecnología de punta para mejorar la producción, pero sin comprometer la calidad que siempre los ha caracterizado, conservando el toque hondureño en sus productos. “Invertimos en maquinaria moderna, mejoramos los empaques, pero lo más importante era mantener la excelencia de nuestros productos”, explicó Ovidio.
Relación con Walmart y expansión nacional
Con la llegada de Walmart a Honduras, Panificadora Tábora se convirtió en uno de sus primeros proveedores. La relación comercial inició con una pequeña cantidad de productos en la tienda Walmart del centro comercial Cascadas de Tegucigalpa. “Fue una experiencia motivadora. Nos impulsaron como proveedores”, comentó Sergia Tábora, gerente de operaciones.
Hoy, Panificadora Tábora ofrece ocho productos en 22 tiendas Walmart, Paiz, Maxi Despensa y Despensa Familiar en todo el país. La empresa también forma parte del programa Una Mano Para Crecer (UMPC), que brinda asistencia técnica a pequeñas y medianas empresas locales para ayudarlas a crecer e innovar. “Este programa nos ha abierto las puertas a nuevas oportunidades, ferias y exposiciones, y nos ha permitido competir con empresas internacionales”, enfatizó Ovidio.
Orgullo local y compromiso con la calidad
Ovidio Tábora enfatiza en la importancia de valorar y consumir los productos hondureños. “Mucha gente piensa que el producto hondureño no es bueno, pero eso está cambiando. Podemos hacer excelentes productos y ser embajadores positivos de nuestro país. Debemos estar orgullosos de nuestra gastronomía”, expresó con entusiasmo.
Actualmente, la mayor parte de la producción de Panificadora Tábora se exporta a Estados Unidos, mientras que el 8% se distribuye en las tiendas Walmart de Honduras. Entre sus productos más vendidos se encuentran las donas, el pan de yema, los palitos, las tustacas, las semitas de yema, las galletas y las lengüitas.
La empresa genera empleo permanente para 200 personas, de las cuales un porcentaje importante son mujeres. Estas colaboradoras son las encargadas de que cada producto mantenga la calidad y la excelencia que siempre han sido la esencia de Panificadora Tábora. “No comprometemos la calidad por el bien del costo. Desde la selección de la materia prima hasta el proceso de producción, todo se lleva a cabo bajo estándares muy altos”, enfatizó Ovidio.
El futuro de Panificadora Tábora
Panificadora Tábora es líder en su sector a nivel nacional y su visión ahora es expandirse a nivel regional, distinguiéndose siempre por la calidad de sus productos. Ovidio Tábora concluye con un mensaje inspirador: “Como empresas hondureñas debemos ser conscientes de que somos primero una bendición para nuestra familia, y luego para la comunidad y el país. Si consumimos lo nuestro y nos apoyamos unos a otros, ese es el verdadero secreto para que una nación prospere”.
La historia de Panificadora Tábora es un claro ejemplo de cómo una pequeña empresa familiar puede convertirse en un referente nacional e internacional, gracias al esfuerzo, dedicación y pasión por la excelencia de cada uno de sus productos.
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