Dora Raudales es una valiente y decidida montañista que se convirtió en la primera mujer hondureña en alcanzar la cumbre del Monte Everest. Su extraordinaria hazaña no solo pone en alto el nombre de Honduras, sino que también inspira a miles de mujeres alrededor del mundo para que persigan sus sueños sin importar los desafíos que puedan enfrentar. Esta notable conquista representa un testimonio del espíritu de perseverancia y determinación que caracteriza a las mujeres hondureñas.
La primera experiencia que tuvo la hondureña en el senderismo fue en Monterrey, donde reside actualmente, con un grupo de amigos decidieron ir a la montaña llamada Orcones que tiene unos 1,300 metros de altura. Sin los tenis adecuados, sin la ropa ideal y sin la preparación necesaria, comenzó a subir la montaña donde consiguió llegar a la cima y descubrió lo hermoso que es hacer senderismo, admirar la vista desde lo más alto y sentir la adrenalina cuando se logra alcanzar la cima.
En los planes iniciales de Dora nunca estuvo ser la primera mujer hondureña en lograr llegar a la cima del Monte Everest. Cuando comenzó a realizar esta actividad con continuidad, logró alcanzar la cima de la montaña Orizaba, la más alta de México con 5,630 metros de altura. Luego de escalar la montaña en México, nació la idea de poder ser la primera mujer hondureña en escalar el Everest.
Las fechas en las que se puede visitar y escalar el Monte Everest son entre abril y mayo, ya que es la fecha en la que el gobierno abre el campamento base, en ese lugar cada equipo monta sus tiendas de campaña. Abril es la fecha cuando la gente empieza a llegar, sin embargo, los ascensos son hasta mayo, donde se espera que haya una ventana de buen clima para luego hacer el ascenso.
Raudales sabía que ir al Everest no era nada accesible, es por ello que inició a realizar todos sus cálculos matemáticos y se dio cuenta de que por más que trabaje día y noche, necesitaba un apoyo extra. La mamá de la hondureña trabajó en Banco del Occidente por 45 años, donde creció escuchando el eslogan de Banco del Occidente: “Apoyando el pequeño de hoy, hacemos el grande del mañana”.
“Para mí, Banco de Occidente puede ser ese compañero de expedición, ya que yo no dude en tocar las puertas del banco y tuve ese apoyo de buen aliado y compañero de aventura”, detalló Dora Raudales.
Dora Raudales mencionó que fue muy impresionante cuando comenzó la expedición, ya que primero hicieron una caminata desde la ciudad llamada Lukla, que está aproximadamente a 2,800 metros de altura. Ahí es donde realmente comienza la travesía. Según Raudales, lo más complicado de esta aventura es la subida, ya que requiere mucha energía y mucha fuerza mental para no darse por vencido.
La hondureña llegó a Nepal el 3 de abril y el 5 de abril a Katmandú, iniciando la aventura el 7 del mismo mes. La travesía comienza con 12 días de caminata, en los cuales se va subiendo de altura y se van pasando por diferentes pueblos en los cuales los senderistas se hospedan, todo esto para que el cuerpo se vaya adaptando poco a poco hasta llegar a los 5,300 metros, que es donde está ubicado el campamento base. Cuando se llega al campamento base, los montañistas tienes una semana para realizar un entrenamiento de ascenso a la montaña.
El objetivo del entrenamiento es utilizar el equipo y realizar diferentes técnicas para escalar una montaña, conocer la cuerda, ascender, descender, caminar transversalmente en la montaña. “Para lograr este tipo de hazañas es necesario ser constantes y creer que si se puede, también se necesita hacer mucho trabajo mental y trabajo de visualización, porque en ocasiones los atletas solo se enfocan en lo físico, olvidando que la mente en todas las áreas es indispensable”.
El ascenso final es de seis días, cuatro días de subida desde el campamento base hasta la cima y dos días de bajada. Ahí el único acompañante que Dora tuvo fue su guía, con el que enfrentó diferentes tipos de retos, pero los fue superando y siguió adelante teniendo claro que el objetivo principal era llegar a la cima de la montaña.
Dora Raudales agregó la importancia que tuvo su familia para lograr esta hazaña, “Definitivamente ellos fueron el pilar para poder lograrlo, porque estuvieron en mi cabeza en cada paso que daba, en todo momento, sus palabras y sus caras, me visualizaba celebrando este logro con ellos, porque este logro es de toda mi familia, entonces me visualizaba con ellos celebrando, eso me motivaba a hacerlo”.
¿En algún momento dudo de que podría llegar a la cima del monte Everest
“Yo siempre traté de que mi mente estuviera con esa convicción bien clara de que sí se iba a lograr, de hecho, yo me visualicé en la cima, me visualicé celebrándolo con mi familia después, la mente es fuertísima y sobre todo en estos lugares que son tan difíciles, pero realmente sí sentí temor al bajar porque sentí mucho vértigo”, añadió a Radio House Dora Sandoval.
A continuación, te presentamos la indumentaria y los accesorios que Dora Raudales utilizó para afrontar esta aventura:
- Botas Scarpa, especiales para ascensos mayores a 8,000 metros de altura
- Ropa Térmica
- Traje Summit Suit
- Guantes
- Casco
- Goggles para nieve
- Oxigeno artificial
El haber permanecido varios días expuesta a la nieve, ocasionó que Dora tuviera congelaciones extremas en tres dedos derechos y uno izquierdo, pero esto no es un impedimento para que la catracha próximamente escale montañas en Tenali, Alaska.
Este logro muestra la importancia del apoyo en logros sobresalientes en diversas disciplinas. Banco de Occidente junto a Dora tienen como objetivo potenciar un mensaje de motivación para alcanzar metas y sueños. La histórica hazaña de Dora Raudales, al convertirse en la primera mujer hondureña en escalar el Everest, no solo marca un hito en la historia del montañismo en Honduras, sino que también inspira a futuras generaciones de mujeres a soñar en grande y a romper barreras.
Su valentía y determinación demuestra que, con esfuerzo y perseverancia, no hay cumbre inalcanzable. Este logro resuena como un poderoso símbolo de empoderamiento y superación personal para todas las mujeres hondureñas y del mundo.