La comida no ha cesado durante la época decembrina. Hemos comido y aprovechado dichas fiestas para poder pasarnos un poco de la raya con la dieta, la cual, estaremos volviendo a retomar el próximo año o eso se supone
Un plato exquisito que se degusta durante esta temporada, son los chicharrones, ya que, son varias las familias que gustan de la carne de cerdo, engordan estos animales por varios meses del año, hasta que llega esta época y son sacrificados para poder elaborar diferentes tipos de manjares.
Nacatamales de cerdo, pierna de cerdo horneada, sopa de pelleja, chicharrones de pelleja, chicharrones de carne, moronga, chanfaina, costillas en sus diferentes presentaciones, entre otros que ya no me atrevo a decir por qué mientras escribo me da más hambre.
Pero hoy es el turno de hablar de los famosos chicharrones; un poco de su elaboración y como fue que llegó a convertirse en un plato predilecto en varias zonas de Latinoamérica, siendo uno de los preferidos en cualquier época del año.
La historia del chicharrón se inicia con los negros traídos a la colonia por los españoles, pues esta gente tenía costumbres de criar puercos, después que ellos, mantuvieron dicha costumbre, y teniendo grandes cantidades de granjas porcinas.
El cerdo lo trajeron los españoles, y los indígenas lo bautizaron como cuchi. Se adaptó rápidamente y se introdujo en numerosas cantidades, llevando a cabo diferente tipo de mezclas, siendo este un punto importante para generar varias razas que conocemos hoy en día.
Los Chicharrones son parte importante de nuestro menú y se hacen con diversas recetas en cada región, en la que le añaden productos de la zona. Yuca, papa, en sopas, nacatamal, para hacer manteca, y en ciertos lados hasta para hacer jabón.
Originalmente, los chicharrones se hacían para extraer la manteca. Pero intento, tras intento, fueron dándole más versiones a este animal, el cual, cada una de sus partes, es utilizada para hacer diversos platillos.
¿Cómo se elabora? Se preparan cortando la grasa de cerdo en trozos pequeños, luego se ponen en un perol con sal, agua y se le agrega algunas porciones de carne, que contiene parte de la grasa del cerdo.
El proceso se lleva a cabo a altas temperaturas y el aceite va haciendo su trabajo. Después de varios minutos, los trozos irán cambiando de color, dando un olor único e inigualable, llegando al punto de cocción, donde ya se puede degustar.
Hay de gustos a gustos. Unos los prefieren solo con tortilla y limón, otros acompañados de cuajada o queso fresco, y hay otros que los degustan con yuca cocida y un poco de chismol y un toque de chile. En fin, el resultado es el mismo y se destaca lo deliciosa que es la gastronomía hondureña.