Cuando visitás este pueblo de encanto en Francisco Morazán, es posible que te recomienden que probés las baleadas de Delmy, un lugar ubicado en una esquina de sus calles repletas de locales gastronómicos. Los habitantes de este lugar, te aseguran que las baleadas y demás preparaciones de doña Delmy, son las mejores y han hecho que se haya ganado el cariño del pueblo.
Delmy Maribel Chávez, es una nativa de Valle de Ángeles. Nos cuenta que desde que era un niña, ya realizaba labores y trabajos de ventas, junto a su mamá, a quien le acredita la cualidad de ser una persona trabajadora. Hace 15 años, tomó la decisión de trasladarse a España, en la búsqueda de oportunidades de trabajo para poder sustentar a su familia, conformada por sus tres hijos.
El gobierno español tenía otros planes, ya que, para la decepción de la hondureña, se le fue negado el acceso y fue de vuelta a su país de origen. Esto significó una doble desilusión para Delmy, debido a que nos confiesa que para poder emprender el viaje, tuvo que obtener un préstamo económico muy alto, y el no poder haber ingresado al país europeo, la dejaba sin opciones para poder saldarlo.
Una vez de regreso al pueblo que la vio crecer, la idea de montar un puesto de venta de pupusas, preparación muy popular en este sitio, se le fue sugerida por personas cercanas a ellas. Nos describe como la venta de pupusas tuvo la duración de apenas un día porque la afluencia de clientes no fue la esperada. Recuerda como en un viaje a la capital industrial, observó largas filas que se formaban para obtener una baleada de un pequeño local.
Alguien cercano a ella le sugirió que esta preparación catracha es la que podría ofrecer en Valle de Ángeles. Así fue como inició en su popular puesto, que nombró “Baleadas Delmy”. Ella nos relata que no tenía el conocimiento de hacer una tortilla de harina. “Me quedaban como galletas”, dice entre risas. Admite que después de mucha práctica, logró perfeccionar su propia manera de preparación.
Los fines de semana eran sus días predilectos para ofrecer, tanto a locales como a turistas, de su producto. Sin embargo, Delmy se daba a la tarea de montar su puesto entre días de semana, algo que le parecía inusual a los nativos de este municipio. Al ser consultada por esa decisión, doña Delmy nos admite que la respuesta que ofrecía es que era para poder “hacer clientes”. “Más ellos no sabían de la deuda que tenía, y que tenía que hacer para sí o sí, pagarla”, expresó.
Describe que de ese momento en adelante, sus baleadas fueron un éxito. Es bastante usual que un nativo de Valle de Ángeles manifieste “¡Uy! Las baleadas de Delmy son famosas“. Se convirtieron en un punto de encuentro y recreación para jóvenes estudiantes, amigos, parejas familias y turistas. “Gracias a eso pues, ya son quince años, en el cual he sacado adelante a mis hijos. Tengo un hijo que es chef. Igual, a puras baleadas se le pagó su carrera”, dijo de manera reflexiva.
Sus tres hijos han heredado su habilidad gastronómica y para las ventas. Su hijo mayor, es ahora un chef que estudió en una una escuela gastronómica de la capital. Su segundo hijo es quien lleva las riendas de “Baleadas Delmy”, dado a que ella tuvo que tomar su distancia, cuando se encontró delicada de salud, durante la pandemia. “A raíz de eso ellos (sus hijos) quedaron con miedo. Para cuidarme, me fui alejando poco a poco. Pero no, igual yo paso siempre pendiente de las baleadas”, nos aclaró.
Ahora, es su tercer hijo quien se encarga de los preparativos del menú elaborado por Delmy. Su hermana, Lidia, también es pilar fundamental, ella y Ángel Gabriel, su hijo más joven, son los responsables de la gestión de este popular local, por las noches.
Su esposo ha sido un apoyo para Delmy y su decisión de emprender su puesto de baleadas. Recuerda que durante el inicio, cuando era una principiante, Delmy aprendía a hacer baleadas, su esposo en una burla inocente le acusaba de que nunca iba a aprender a hacerlas. “Él, que decía que él tampoco nunca iba a aprender a amasar. Un día que no tenía quien me ayudara a amasar (…) Él al verme desesperada, inició a amasar, y le salieron unas baleadas.. que sí”, nos contó entre risas.
El afecto y cariño que los locales sienten por “la mamá de las baleadas”, como es conocida, es notable. Ella manifestó sentirse afortunada y contenta por ser celebrada por sus familiares y amigos, dado a que el día que se realizó la entrevista era su natalicio. Concluyó, sentirse muy orgullosa, que sus hijos hayan tomado su ejemplo y seguido sus pasos, para poder desarrollarse en el ámbito de los negocios. ¡Felicidades a ella y a todas las mamás hondureñas!