Nuestro país cuenta con sus principales ciudades urbanas, cada una cuenta con un atractivo. Sin embargo, pasamos por altos los bellos pueblos, que, aunque pequeños en geografía, contienen una riqueza cultural y enamoran con la calidez de sus habitantes. Ese es el caso de San José de Las Colinas.
Este municipio al occidente de Honduras, considerado el corazón del departamento de Santa Bárbara, por estar localizado justo en su zona central. Con una privilegiada ubicación debido a que está rodeado por colinas y montañas, perfecto para apreciar la naturaleza.
El 14 de enero de 1801, la comunidad que habitaba en este sitio, se conformó como una aldea llamada “Tamagazapa”. Once años después, se le calificó como municipio con el nombre de Nueva Florida de San José, y eventualmente paso a llamarse con su nombre actual.
Hoy en día, su principal economía es la agricultura y comercio de artesanías. “Las Colinas”, es conocido por sus accesorios y sombreros elaborados a mano por una local, hechos de junco. También por sus cultivos de granos básicos, café, caña de azúcar, frutas y hortalizas.
¿Qué puedes hacer en San José de las Colinas?
En este pintoresco pueblo, permanecen algunas estructuras coloniales en su casco histórico. Su antigua parroquia, construida en 1930, que tradicionalmente se encuentra justo enfrente a su encantador parque central, Raúl Saldívar, adorna el centro municipal. Puedes degustar de la gastronomía local hecho de manera artesanal, como sus dulces y platos tradicionales.
No es extraño, que debido a que está rodeado de naturaleza, en sus cercanías se encuentren balnearios, aguas termales, quebradas y ríos. Ulúa y Jicatuyo son dos de sus principales ríos. Cuando visites, es imperdible subir Mirador la Cruz, desde donde se aprecia el municipio en todos su esplendor. Este mirador es el segundo más grande de Centroamérica.
¿Quieres algo diferente en estas próximas vacaciones? Vista estos municipios llenos de tradición. San José de las Colinas, se encuentra a 156km de la ciudad capital. Los colineños los esperan con sus artesanías y tradición, recibiéndolos con amabilidad y calidez.