En esta ocasión, conocemos la historia de Ethel Valladares y Andrea Hernández, dos periodistas hondureñas que están dando de qué hablar por su gran trabajo de investigación llamado “Suplicio en El Paraíso”, el cual, muestra los abusos que los mismos hondureños hacen contra migrantes que cruzan las fronteras y, además, del sufrir de las mujeres que son vulnerables a maltratos o violaciones en un camino que no tiene nada de paradisíaco.
Honduras es un país en el que día a día el hondureño tiene que lidiar con un problema para poder avanzar, muchos de ellos, logran hacerlo, pero algunos se ven en la necesidad de migrar. No obstante, por increíble que parezca, este es un problema que se ven en muchos países latinoamericanos y es por eso que en los últimos dos años, nuestro país se ha convertido en un corredor de extranjeros que buscan el tan ansiado sueño americano.
Ante este flagelo, Ethel y Andrea decidieron plantear este tema, centrándose específicamente en cómo las mujeres de otros países sufren para llegar hasta Honduras y continuar su ruta hacia Estados Unidos. Gracias al apoyo de la International Women’s Media Foundation (IWMF), las periodistas se fueron hacia Trojes, El Paraíso, sitio que es, por así decirlo, la zona cero donde vemos a miles de migrantes.
Por dos días las periodistas hondureñas estuvieron en el departamento en el que su nombre solo es una descripción que pasa a ser una ficción nada más, puesto que, las historias de las mujeres que transitan por allá hacen ver que quizás “El Paraíso” es nada más para las personas de mal corazón que se han aprovechado de las necesidades de otros.
“Eso no es paraíso, es un infierno. Uno como periodista no puede cambiar las realidades, pero vos ves a la gente con los tobillos hinchados, con picaduras, con heridas, y vos vas con una cámara y te dicen, “Yo solo quiero sacar el salvoconducto e irme. Si querés que te dé una entrevista dame algo””, describió Ethel Valladares, con mucho pesar en su hablar.
“Es una experiencia dolorosa, diría yo, porque al final somos humanos, somos empáticos, entonces es bien triste tener que retratar esa realidad y no poder ayudarles a esas personas, pero sí entendemos que así es una forma de presionar para que se creen políticas públicas”, puntualizó Andrea Hernández.
Fue en Trojes donde se llevó a cabo por completo la investigación, infiltrándose en uno de los puntos ciegos por donde atraviesan hermanos venezolanos, en su mayoría, pero también se ven ecuatorianos, colombianos, haitianos y hasta personas que vienen desde oriente, según nos comentaron ambas periodistas. “Trojes era un pueblito, donde no pasaba nada hace mucho tiempo, y después vas viendo una dinámica extraña que no entendés, pero que la prensa no relata”, especificó Ethel, haciendo énfasis que ahora en dicho sitio, el dólar es la moneda principal de intercambio.
Una de las mujeres con las que lograron hablar es una periodista afgana que huyó de su país por ser perseguida, ya que, era una defensora de los derechos de la mujer. Faraah Deba es su nombre y está a la espera de que se le acepte a ella, su hijo y su esposo como refugiados en Estados Unidos.
Regresando al tema, Andrea describió cómo decenas de mototaxis se ponen en fila para llevar a los emigrantes, pasajes cobrados en dólares y con precios groseros para ellos. Lo paradójico de la situación es que Honduras es un país que año con año envía miles de migrantes hacia Estados Unidos, y muchos son los hondureños que claman por un buen trato cuando cruzan por Guatemala y México, sin embargo, las familias de aquellos que alzaron su voz para un mejor trato, hacen con el prójimo lo contrario.
“Honduras pide algo que no da. Las autoridades, la alcaldía, los gobernadores municipales no tienen ningún interés, o sea, no es algo que, a pesar de tenerlo en la cara, le moleste como gobierno”, declaró Ethel. No obstante, aclaró que hay algunos hondureños que sí muestran voluntad y deseo por ayudar, como el encargado de hacer más de 8 mil salvoconductos diarios, quien regala comida, quien brinda hospedaje gratuito en las noches y las organizaciones como la Cruz Roja y Médicos Sin Fronteras, dando asistencia médica.
Aunque ambas coincidieron en que la capacidad para poder sostener esa carga migratoria es inalcanzable para el país, pero eso no puede ser tomado como excusa, porque es ahí que se debe pedir apoyo a instituciones internacionales, como, por ejemplo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Por otra parte, las dos dejaron saber su preocupación por que a futuro el narcotráfico pueda aprovecharse también de mujeres, niños y hombres para movilizar los estupefacientes. Ante ello, solicitaron que haya mayor presencia policial, de agentes que tengan valores muy bien acentuados, ya que, en redes sociales, han circulado videos de cómo algunos oficiales cobran dinero a los migrantes.
Le preguntamos a cada una de ellas si hace 10 años habría imaginado hacer un trabajo como este, en el que deben de adentrarse y pasar desapercibidas para evitar poner en riesgo sus vidas. Cada una se sintió muy bien por ese gran logro, mismo que ha sido replicado en varios medios nacionales y también en internacionales.
Dentro de las muchas pláticas que lograron hacer con las mujeres migrantes, aseguraron que la gran mayoría apunta a que la selva del Darién es una zona casi de muerte y, por eso, ellas quieren hacer el viaje hasta esa parte de Panamá para seguir dándole cobertura a este acontecimiento que desde el 2021 se ha intensificado. “Andrea y yo estamos viendo cómo vamos a conseguir dinero porque queremos ir al Darién. ¡Es una locura! Dos mujeres allá en el Darién y no sabemos los peligros que nos pueden pasar, pero alguien tiene que contarlo”, expresó Ethel.
Por último, decidimos solicitarle a cada una que se describiera como persona para que las personas conozcan un poco más de cada una de ellas. Para el caso, a Andrea puedes verla a través de los noticieros de Canal 11 y Ethel, en este instante, se dedica a hacer trabajos propios.
“Me considero una reportera de vocación, soy una servidora de mi pueblo, soy una hacedora de contenido para la comunidad; yo quiero impactar a la comunidad con un periodismo humano. Yo quiero representar cada calle por la que voy caminando para hacer ver sus necesidades. Eso no me va a hacer millonaria, pero sí es una necesidad y alguien debe tomar esas responsabilidades”, pormenorizó Ethel.
“Siempre he sido muy realista, no todos venimos de comodidades o de lujos, entonces, eso ya lo traes y yo creo que uno aprende a valorar las cosas pequeñas de la vida, pero esta es una profesión en la que te podés enfocar en muchísimas cosas, en el glamour o también podés dar ese balance que tanto se necesita como enfocarte en dar historias humanas y defender causas justas”, explicó Andrea.
Te dejamos el vídeo en donde relatan la historia de mujeres y hombres que vienen desde Suramérica hasta Honduras en busca de pasar en el menor tiempo posible hacia Guatemala para finalmente llegar hasta Estados Unidos. Queda al criterio de cada hondureño el cambiar y dar una mano amiga por respeto a ellos y al cerca de un millón de catrachos que están en los Estados Unidos que, quizás, atravesaron el mismo problema, deseando que alguien les ayudara.