Bajo la sombra del cerro “El Berrinche” y al amparo del Cristo de “El Picacho”, la Fundación Melgar logró uno de sus más grandes objetivos para este año, a pesar de la pandemia; la creación del Primer Centro Piloto para niños y niñas que, con la tutela del profesor Luis Zúniga, sueñan con un futuro en el que la educación y el balón se den la mano para alcanzar su desarrollo integral.
La Fundación Melgar es una organización sin fines de lucro que busca brindar una oportunidad de estudio, y al mismo tiempo de practicar el deporte rey para cientos niños de Honduras, y darles de esta manera, la posibilidad de tener un futuro diferente.
Desde hace algún tiempo este grupo ejemplar viene trabajando con tesón en la práctica del deporte más popular del planeta, en el mismo lugar donde otros, también entrenaron y disputaron encuentros que solo el fútbol nos puede regalar.
El legendario Campo Motagua fue el testigo silencioso de como los hijos de Comayagüela reían y corrían con un júbilo adicional, luego de recibir un nuevo balón de fútbol por cada jugador, conos para los entrenamientos en espacio reducido y guantes para cubrir las manos de los pequeños arqueros.
La espera para esta inauguración se prolongó, porque así lo sugirieron los médicos de la Fundación para preservar la seguridad de los infantes en la peor temporada de los contagios en el país, y la incertidumbre de nuevas cepas circulando en el ambiente.
De ahora en adelante el crecimiento será progresivo, la misión de inculcar valores y una educación formal del más alto nivel a su joven existencia, son las prioridades y objetivos a alcanzar en el corto, mediano y largo plazo.
La misión es seguir cambiando destinos, en donde la principal vocación es hacerlo con entereza y pasión, para darles un seguimiento cercano con profesionales certificados a los niños en cada disciplina, y de esta forma, asegurar el éxito de la mayoría.