¿Cuántas historias de mujeres heroínas hemos escuchado a lo largo de nuestra vida? Probablemente muchas ¿verdad?, en algunos libros o en esas tramas tan atrapantes que nos regalan las películas, en donde cuentan como algunas guerreras pelearon grandes batallas y al final fueron las admirables vencedoras de toda una lucha que tuvieron que pasar.
Pues en esta ocasión les contaremos una de esas historias, pero de una heroína real, originaría de Morocelí, El Paraíso, que peleó contra uno de los peores enemigos que la vida nos puede presentar, el cáncer de mama. Eran alrededor de las 2 de la tarde cuando doña Sonia Maribel Romero llegó a la cabina de RadioHouse en compañía de una de sus hijas, tomó asiento y fue ahí cuando comenzamos con una bonita plática.
En la vida hay momentos maravillosos, que hasta nos hacen desear tener el poder de controlar el tiempo y repetirlos una y otra vez, pero por otra parte, también están aquellos procesos difíciles, que nadie quisiera vivir, y lamentablemente, uno de estos le tocó a doña Sonia, cuando le dijeron que era diagnosticada con cáncer en una de sus mamas.
Fue en el año 2013, cuando tenía 38 años de edad, que comenzó a sufrir a causa de una serie de tumores, desde entonces iniciaron a realizarle una gran cantidad de exámenes, y por desgracia, los resultados no fueron los que ella esperaba. Tenía cáncer en su mama izquierda.
Desde entonces, el proceso fue bastante complicado y tedioso, someterse a las biopsias no fue nada fácil. Las seis quimioterapias que recibió en siete meses, también fueron una parte difícil, sumando a esto los medicamentos que constantemente tenía que tomar. “Recibía las quimios en el San Felipe, tocaba comprarlas y cada una costaba 10 mil lempiras, igual muchos medicamentos no los tenían aquí, los comprábamos en otro lado”, comentó doña Sonia.
¿Qué sintió cuando le dieron la noticia que usted tenía cáncer de mama?
“Sentí una gran tristeza, ganas de llorar, no quería levantar mi cabeza, casi caigo en depresión. Pero tuve el apoyo de mi esposo, de mis hijos, aunque supongo que sufrieron. Muchas de las compañeras que también estaban pasando por la misma situación mía y fueron operadas murieron, solo yo he quedado”, dijo con la voz quebrada y los ojos vidriosos.
Y es que son muchas las cosas que pueden pasar por la mente de una persona cuando acaba de recibir una noticia de esta índole. “Pensé en el futuro, en que a uno todo se le trunca, pensé en mis hijos y en mi pareja. Fue algo muy difícil de sobrellevar, tener el dinero para tratarse es un factor importante en el que se piensa, y al final si uno no pone voluntad propia se deja morir”, manifestó.
La valiente luchadora también agregó que esta es una enfermedad muy cruel y devastadora, pero Dios y su familia la motivaban a levantarse de la cama cada día, asimismo, durante el tratamiento trató de no dejarse afligir y aprender a vivir con la enfermedad.
¿Qué fue lo más difícil durante todo el proceso?
“Como pasé por una serie de tumores me tuvieron que operar tres veces en un año, y en la última me sacaron los ovarios, porque me vi obligada a hacerlo, ya que necesitaba un tratamiento en el que tenía que estar libre de menstruación, eso fue un sufrimiento para mí. También boté mi cabello, fue complicado porque lo usaba bien largo, se me cayeron los dientes y perdí mis uñas. A veces en la calle se reían de mí, en los bancos me decían que me quitara lo que andaba en la cabeza, y yo les decía que no podía porque no tenía pelo, pero yo salí adelante”, añadió con un tono de tristeza.
¿Cómo vivía su día a día con la enfermedad?
“Vivía cada día como si fuera el último, daba gracias a Dios porque estaba viva y miraba la luz del día y a mis hijos”, expresó muy conmovida.
¿Qué aprendizaje siente que le dejó todo lo que vivió?
“Conocerme a mí misma, y valorar lo que Dios me ha permitido tener, que son mis hijos, mi esposo, valorar más mi vida y lo poco que tengo”, aseveró.
Actualmente, ya no toma ningún medicamento, sin embargo, tiene que ir constantemente a distintos chequeos para asegurarse que todo marcha bien. Cuando le preguntamos cómo se sintió al saber que había vencido el cáncer de mama, señaló con mucho entusiasmo un pequeño chongo color rosa que portaba en su camisa, y mencionó con alegría que se le entregaron como forma de celebración el día que le dieron la buena noticia.
¿Qué le diría a las personas que están pasando por la situación de padecer cáncer de mama?
“Que luchen, Dios abre puertas y así como me las abrió un día, también se las puede abrir a esas personas, que no desmayen y que sigan adelante”, dijo con una voz de esperanza.
Antes de finalizar le pedimos que dejara un mensaje invitando a todas las personas a hacerse exámenes periódicamente y a autoexplorarse para poder detectar a tiempo esta fatal enfermedad. “Es bueno que las mujeres, en este caso, aprendan a tocarse, porque ese fue mi problema, no tuve esa educación antes y no lo hice, de ser así tal vez no hubiera perdido mi mama, porque todo a tiempo se puede salvar”, concluyó.
Sonia Romero es una guerrera, y nos demuestra que a pesar de las dificultades y de toda la tempestad que tuvo que soportar, siguió adelante hasta que el sol llegó nuevamente a su vida. Ahora ella, sigue brillando e iluminando a todos los seres que ama. ¡Felicidades, doña Sonia!