Doña Martha Oliva de Peña, la hondureña que llegó a sus 110 primaveras

Foto: La Prensa

Todos estamos de acuerdo que nuestros abuelos son una de las maravillosas bendiciones que Dios nos regala. Un abuelo se convierte en una parte indispensable de nuestras vidas, sentimos que si no los tenemos cerca no estamos completos. Cada día disfrutamos de su compañía que se vuelve incomparable porque los momentos que vivimos a su lado son llenos de alegría.

Este es el caso de la Familia Oliva, quien proviene de la generación de Doña Martha Oliva España de Peña, una ancianita que acaba de tener la dicha y bendición de haber cumplido sus 110 años el pasado 28 de julio. La abuela procreó 12 hijos, quienes la han llenado de amor dándole 52 nietos, 144 bisnietos y 41 tataranietos, su descendencia es bastante extensa, cuenta con 249 personas.

Foto: Diario Tiempo

El fin de semana pasado su hogar estuvo lleno de amor, felicidad y agradecimiento por sus 110 primaveras, se reunieron parte de sus seres amados y festejaron la enorme dicha de tener con vida a uno de sus tesoros más grandes como lo es Doña Martha.

Doña Martha tuvo COVID-19, pero con ayuda de Dios, el cuidado y amor que sus seres queridos le han brindado, logro vencer esta enfermedad y poco a poco va recuperándose completamente de ciertas secuelas a causa del virus, pero hoy se encuentra disfrutando de todo el cariño que su familia tiene para ella.

Foto: La Tribuna

Desde hace varias décadas reside con parte de su familia en el Barrio San Miguel en Siguatepeque, es una persona muy querida por todos sus vecinos y es conocida como una gran guerrera, forma parte de esas valientes  mujeres que se dedicaron en cierto tiempo a todo tipo de actividades, como ser la creadora de varios platillos deliciosos de la zona, pero su especialidad eran los deliciosos nacatamales, muy solicitados en el lugar.

Sus familiares a diario agradecen a Dios por la oportunidad de tenerla con vida a sus 110 años y por cuidar de su salud en todo momento,  porque la batalla contra el virus fue un proceso difícil y muy doloroso, pero con ayuda de Dios sigue saliendo adelante.