El pasado mes de mayo el teatro hondureño destacó en el reconocido diario The New York Times de Estados Unidos, uno de los periódicos con más prestigio de ese país y por ende de todo el mundo.
En la pieza escrita por el crítico hondureño de teatro José Solís, observamos el sentimiento de nostalgia y angustia que la pandemia ha causado en casi todos nosotros debido al confinamiento que nos llevó a tener que cancelar nuestras actividades cotidianas.
El crítico hondureño nos cuenta lo difícil que fue tener que dejar de ir a los teatros, de verse con las personas y estar encerrado solamente interactuando por sesiones de zoom, chats y correos.
Solís, un miembro de la comunidad LGTBQ+, se fue de Honduras a una temprana edad a realizar sus estudios universitarios en Costa Rica y cuando los culminó sus padres le aconsejaron no regresar porque temían por su vida.
Al recibir su vacuna contra el COVID-19, decidió venir a Honduras a ver sus papás y sus hermanos después de muchos años. El país que había dejado por razones estudiantiles y de seguridad sería, curiosamente, el que le devolvería la vida.
Pasó su cumpleaños en familia y su mamá notó que algo le hacía falta a su hijo, así que le llevo al teatro. Solís no sabía que había teatro en Tegucigalpa, esto fue para él una grata sorpresa, pues estaba ansioso para regresar a presenciar lo que más amaba.
Casa del Teatro Memorias fue el escenario que le regresó la vida a Solís. Está ubicado en Barrio La Plazuela de Tegucigalpa, específicamente en la Avenida Paz Barahona o bueno como se conoce popularmente por ‘el arbolito’ cerca de Café Paradiso.
Inma López y Tito Ochoa, quienes se conocieron en Colombia, decidieron venir a Tegucigalpa en 2007 para establecer un teatro que desde entonces se ha convertido en uno de los más importantes y progresivos de la zona.
A pesar de lidiar con las dificultades que la pandemia sigue presentando, Solís disfrutó de una adaptación original de La Ciudad Oscura, del dramaturgo español Antonio Rojano. La obra en cuestión fue inspirada en la película de 1998 de Alex Proyas Ciudad en Tinieblas.
Esta adaptación hondureña utilizó nuestra historia como material de inspiración. Desde los numerosos golpes de estados que hemos sufrido, hasta las violaciones de derechos humanos y asesinatos de personas LGTBQ+ en el país.
Solís tuvo una reflexión, supo dónde estaba ubicado. Él estaba en su hogar.
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