A veces como capitalinos nos quejamos por la falta de actividades que Tegucigalpa nos ofrece sin darnos cuenta de que hay un sinfín de atracciones a las que podemos asistir siempre que se abra un espacio en nuestras apretadas agendas.
Hace poco más de tres años se inauguró la plaza que está frente a la pista del Aeropuerto Internacional Toncontín, lugar donde muchos capitalinos aprovechan para pasar el rato y ver los aviones despegar o aterrizar.
La construcción de dicha plaza fue producto del paso a desnivel que se hizo en el mismo sector para descongestionar el tráfico que día a día se gestaba. Además, mucha gente ya iba al lugar y parqueaba su carro en los alrededores del área para disfrutar de los aviones que iban y llegaban.
A partir de la apertura de la plaza muchos fotógrafos han llegado para tomar lindas fotos porque el lugar es propicio para sacar imágenes que difícilmente se podían capturar en tiempos anteriores. Bueno, nosotros también aprovechamos nuestra visita para hacer buen uso de la cámara.
Familias enteras visitan el lugar como lo hicieron los Barahona que estaban platicando en una de las mesas cuando los encontramos. “Nosotros vinimos a traer una persona que viene del extranjero, pero realmente esta es una buena iniciativa para pasar el rato en familia”, expresó Santos Barahona quién estaba en compañía de su esposa e hijo.
Santos mencionó un punto importante y es que antes uno solo podía ver los aviones por las ventanas que están dentro del Aeropuerto y eso conlleva la molestia de desviarse del camino y entrar a la terminal, lo cual es un protocolo en sí.
Con la placita uno puede ir por el anillo periférico, parar por unos cuantos minutos para tomar un refresco, platicar por un momento o incluso solo bajarse a tomar un par de fotos y listo, seguimos nuestro camino sin salirnos de nuestra ruta original.
También tuvimos la oportunidad de conversar con otra familia que estaba en ese momento que los encontramos tomándose fotos y evidentemente pasándola bien. Amablemente Juan Francisco Mejía nos compartió su opinión sobre la experiencia.
“Nosotros no somos de aquí de la capital, venimos de Chinacla, La Paz. Estamos esperando a un familiar y decidimos venirnos para acá para ver y disfrutar el asunto de las aeronaves, como te aterrizan y despegan. También emocionados porque vamos a ver el avión donde viene nuestro familiar”, explicaba Juan con evidente emoción.
Los amantes de las aeronaves que se presentan en el área hasta se saben los tipos de aviones que llegan y a que aerolíneas pertenecen. “Ahí viene un Boeing 737 de Copa”, “ese Hércules C-130 ha de andar dejando mercancía”. No pareciera, pero en Honduras hay muchos apasionados de la materia aeronáutica.
Antes del año 2004 esta zona de la capital era una de las más peligrosas en cuanto a tráfico vehicular, ya que el anillo periférico aún no estaba terminado. Los autos pasaban en medio de la pista de aterrizaje y básicamente lo que había era una torre de control que avisaba cuando un avión estaba cerca para que el semáforo se pusiera en rojo.
Hay incluso comentarios y relatos en algunos blogs de internet que antes de 1990 era peor porque ni siquiera había semáforo. Parece increíble, pero nunca hubo un incidente en Toncontín debido al tráfico que había en medio la pista. Por lo menos, en los registros oficiales no se pudo encontrar ninguno.
En la actualidad ya contamos con el anillo periférico para facilitar el tráfico de la ciudad, pero este cuenta con una curiosidad. Cuando pasamos por horas de la noche frente a la pista del aeropuerto podemos notar que las luces en este sector están apagadas. ¿Por qué? Ya que esta calle es una línea completamente recta y es paralela a la pista, un piloto podría confundirse y aterrizar del lado equivocado así causando una catástrofe monumental. Si lo pensamos un poco, esta medida tiene mucho sentido.
El Aeropuerto Toncontín fue inaugurado en 1921, pero fue hasta 1933 en la gestión del presidente Tiburcio Carías Andino que se amplió la pista del aeródromo de norte a sur y ordenó la construcción del edificio de la terminal de pasajeros. Estos se utilizaron por primera vez en 1934 con el aterrizaje de un avión DC-3 de la difunta aerolínea Pan Am, Toncontín ya era internacional.
El nuevo aeropuerto en Palmerola tendrá una capacidad de 20 aeronaves y la terminal tendrá más de 39.000 metros cuadrados construidos, aproximadamente cuatro veces el tamaño de Toncontín en Tegucigalpa.
En unos dos años los vuelos internacionales dejarían de llegar a la capital y estos pasarían a Palmerola, así que disfrutemos mientras podamos del Aeropuerto Toncontín y de la plaza que tenemos cerca para poder pasar un buen rato en familia o amigos y apreciar las distintas aeronaves que llegan y salen de Tegucigalpa.