No cabe duda que el COVID-19 nos ha cambiado la vida a todos hondureños, debido a las dificultades que se nos han atravesado en el camino, pero que gracias a Dios hemos sabido salir adelante, pese a que las cosas no anden bien. Esta vez, decidimos volver al Centro de Tegucigalpa, el lugar idóneo donde se consiguen muchas historias de vida y pasamos frente al Correo Nacional de Honduras (Honducor), para platicar con alguien que habíamos entrevistado hace más de cuatro años.
Detrás del portón grande que da acceso al jardín dentro de las instalaciones del correo, se ubica Omar Flores, un ciudadano que hace un tiempo atrás perdió sus manos debido a un accidente con electricidad, pero no perdió las ganas de seguir luchando y hoy es un periodista graduado de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) y con su pequeña librería ha dado el sustento a su familia. Según nos contó, tiene almacenados más de 3 mil libros, mismos que hay a la venta desde 20 lempiras.
Y al inicio comentábamos acerca de las secuelas del COVID-19, Omar sufrió más que nadie esta agonía de estar encerrados en casa sin vender ni un libro desde aquel mes de marzo del 2020, hasta el mes de agosto, cerca de cinco meses estuvo comiendo solo arroz y frijoles, y a veces probaba un pedacito de carne, estos fueron duros momentos para el hombre y su familia.
«Uno no esperaba esta enfermedad, nos tocó a nosotros como país recibir este virus. En la casa somos seis personas y no teníamos ingresos, lo poco que tenía en la bolsa tuve que sacarlo y gastarlo. Vine a probar la carne dos meses después porque un cuñado me vino a dejar una provisión, el gobierno me dio otra, pero no era suficiente», nos comentó con algo de tristeza al recordar esos momentos.
Dentro de todo este tiempo, aprovechó para leer unos cuantos libros, pues la monotonía de levantarse, come y dormir le estaba aburriendo, además, debido a la inactividad física, nos contó que aumentó 15 libras de peso, pues estar en la casa no es lo mismo que en el trabajo donde pasa más activo sacando libros, caminando y ordenando su pequeño local.
Enciclopedias, cuentos, fábulas, libros de medicina, economía, química, física, anatomía, leyes, cristianos, historia, arquitectura, ingeniería, entre otros, son algunos de los escritos con los que cuenta su pequeño local, además, no podían faltar los libros de Ramón Amaya Amador. Sin embargo, no solo es por precauciones sanitarias que las ventas son bajas, sino también porque no hay clases presenciales en las escuelas, colegios y universidades, por lo que, la mayoría de personas que llegan a comprar son antiguos clientes.
«Si tengo que regalar un libro, lo he regalado y lo he hecho varias veces, a mí me llena de satisfacción porque sé que lo van a leer. Esta librería no solo es dinero, hay que saber servir, hay que ser humanista en varios momentos y hay que tener bastante conciencia con la gente», enfatizó. Además agregó, «hay que leer, leer y leer para no ser engañados, no solo por políticos, sino por cualquier persona que a usted lo agarra y puede trapear o barrer con uno mismo porque no tiene conocimientos y no puede defenderse».
Según recordó, cuando estudiaba en el colegio ya le gustaba leer y al ingresar a la universidad eso le abrió las puertas del conocimiento, por eso le gusta vender los libros porque es enriquecer la mente, y exclamó que si alguien desea que le recomiende un libro, él con gusto lo hará, por ejemplo, en la imagen que viene, agarró un libro que es básico para toda la humanidad y es el que más se ha vendido en el mundo, la Biblia.
«El hábito de la lectura es muy importante porque adquiere conocimientos uno. Hay personas que son autodidactas, como Francisco Morazán, él se suplía de sus libros», manifestó e invitó a todos sus clientes para que le sigan comprando, y para los que son amantes de leer, también puso a disposición de ellos su librería para que vayan a buscar la obra que más gusten y si él no la tiene, con gusto se las conseguirá.
Y si quieres aprender del sentido de cómo funciona la sociedad, dijo «Leer «El Príncipe» de Nicolás Maquiavelo, «El Contrato Social» de Jean-Jacques Rousseau y «El Capital» de Karl Marx, esos tipos de libros le abren la mente y lo ponen en contexto. La gente aquí en Honduras debe entender que a través de la lectura pueden salir adelante. Yo no me hice periodista en la universidad, me hice en la calle porque allá en las aulas uno solo aprende la teoría, la práctica no se la enseñan», concluyó.
Si tienes interés en comprarle algún libro, puedes llamarlo a sus números de teléfono 9980-6597 o al 8879-4386 donde él amablemente te atenderá.