En Filipinas, los controles que está haciendo la policía para evitar la propagación del COVID-19 están llegando a ser bastante severas, a tal modo que, en las últimas horas, se ha reportado la muerte de un filipino, quien no respetó el toque de queda y como castigo, se le obligó a realizar 300 sentadillas, lo que, a la postre, le causó la muerte.
Según señala CNN en español, el pasado 1 de abril, Darren Manaog Peñaredondo, de 28 años, salió de su casa en General Trias, una ciudad en la provincia de Cavite, que está confinada debido al aumento de casos de covid-19, para comprar agua y, por esa razón, agentes policiales lo detuvieron y le obligaron a hacer 100 sentadillas, pero que, al final, terminaron siendo un total de 300.
«Comenzó a convulsionar el sábado, pero pudimos reanimarlo en casa. Luego su cuerpo falló, así que lo reanimamos nuevamente, pero ya estaba en coma», manifestaron sus familiares. La Secretaría de Gobernación y Gobierno Local y el alcalde de la ciudad, se comprometieron a investigar el hecho para que se haga justicia por la muerte del joven filipino.
Entre los meses de marzo y agosto del año pasado, cerca de 290 mil personas recibieron una advertencia, una multa o una acusación por violar las reglas de la cuarentena y el número ha ido en ascenso debido a la falta de conciencia que han tenido los ciudadanos respecto a la crisis que está atravesando Filipinas.
El país asiático es uno de los que más se ha visto perjudicado a causa del coronavirus, registrando más de 819 mil infecciones y muertes que alcanzan a llegar a 14 mil. A inicios de mes, el Presidente de Filipinas, dio la orden de «disparar a matar» a quienes protesten durante el toque de queda por las medidas que se han impuesto en dicho país.