La Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) además de ser la máxima casa de estudios de todo el país, también es hogar para muchas delicias gastronómicas que muchos estudiantes y gente de afuera disfrutan y/o siempre recuerdan con mucho cariño.
Las más queridas por todos, son las famosísimas baleadas. Sí, esas que son hechas al instante, donde no se mezquinan los frijoles y la mantequilla, por las que nos asoleamos haciendo largas filas, de las que tus amigos de otras universidades querían y que se movían de un lado de la ciudad a otro solo por disfrutarlas.
Las bebidas tampoco se quedan atrás. Horchata, pozol, jugo natural de maracuyá y de naranja; también eran motivo para dar largas caminadas hacia la entrada peatonal antes de que comenzara la siguiente hora de clases. ¿Y cómo no si todos estos elixires son riquísimos?
Hablar de las baleadas es hablar de la cultura de la UNAH y más de alguno las ha extrañado desde aquel 11 de marzo de 2020. Esa fue la última vez que la universidad tuvo un día normal, sin mascarillas, sin restricción alguna. En la mañana siguiente se publicó un comunicado que hablaba sobre la suspensión inmediata de toda la actividad académica y administrativa para evitar la propagación del COVID-19.
Esa misma semana, el 15 de marzo se decretó estado de cuarentena en Honduras y la gran mayoría de países a nivel mundial. El impacto económico para la mayoría de microempresarios fue fatal y en este caso particular, los vendedores de la UNAH son algunos de los que más han sufrido la pandemia.
Decidimos darnos una vuelta por la universidad y para fortuna nuestra, pudimos encontrar un puesto de golosinas afuera de la entrada peatonal principal, bastante cerca de los puntos de taxi, nos acercamos y eran esas, las autenticas “Baleadas la U”. Angélica Rodríguez e Ixcell Reconco, son las encargadas de atender en el puesto, nos regalaron un poco de su tiempo para platicar con nosotros mientras nos preparaban unas deliciosas baleadas.
“La verdad es que no ha sido fácil, nos ha tocado levantarnos desde abajo después de ser un puesto donde las filas eran enormes, que se vendía un 90 o 100%, todo se vino abajo y nos ha tocado conseguir clientela de a poquito”, expresó Angélica Rodríguez.
¿Han estado viniendo siempre a la UNAH o estuvieron moviéndose en diferentes puntos de la ciudad?
“Estuvimos un buen tiempo sin vender, ya en el mes de agosto empezamos nuevamente y como le dije ahí vamos de a poco levantándonos.”
Rodríguez también comentó que muchos de sus clientes son gente que ha tenido que regresar a la universidad a trabajar o a hacer trámites estudiantiles o administrativos, pero que, además, mucha gente le ha escrito por redes sociales preguntando si están atendiendo al público. A partir de esto, más y más personas llegan al puesto.
¿Qué efecto sentimental les causa ver todo el lugar vacío?
“Le puedo decir que realmente esto se siente que en vez de ir mejorando, vamos para atrás. Se siente vacío, aquí no es lo mismo. Uno al cliente le agarra cariño y la mayoría son muy especiales”, dijo, con un tono notablemente nostálgico.
Luego, comparó la situación que viven con estar en un desierto, dejando claro el sentimiento de frustración que sienten ellas como vendedoras al tener que vivir en una situación tan complicada y bizarra a causa de la pandemia y las medidas de bioseguridad que hay que seguir para evitar lo más que se pueda la propagación del virus.
Después de atender a algunos clientes que llegaron para comprar yuca, tacos y baleadas, las chicas hicieron una invitación a todos aquellos que deseen volver a degustar de estos riquísimos platos. “Busquen nuestro perfil en Facebook, nos dicen lo que desean y vamos a estar en contacto para poder servirles”.
Antes de partir Angélica e Ixcell quisieron mandar un saludo a todos los estudiantes de la UNAH, ya que sin ellos no se hubieran podido mantener a flote todos estos años, así como también, a aquellas personas que cuando desean baleadas, pastelitos o cualquier tipo de golosina piensan en su puesto y se acercan a ellas para poder disfrutar de estas delicias gastronómicas.
¿Te mueres por una baleada de la U? ¿Entonces que esperas para acercarte a la autónoma para quitarte las ganas y disfrutar, siempre a un módico precio, de estas delicias?