Habitualmente cuando se nos desgasta una llanta o se nos pincha, la cambiamos y tiramos a la basura. ¿Pero alguna vez imaginaste que también te podrían servir como una bonita maceta? ¿O cómo sillas para adornar tu jardín? Pues ese es el trabajo que realiza don Natividad Rivas Morazán.
Natividad le da un colorido toque a las llantas con la variedad de colores con las que las pinta, es increíble ver cómo un producto que generalmente es concebido como totalmente negro, pueda llegar a verse tan vivo y también vuelva a servir una vez más, pero ya no en nuestros carros, sino que ahora como una bonita decoración en nuestros hogares.
Desde hace seis años el hondureño decidió darle vida al montón de llantas que veía por las calles. «Siempre me dio pesar, pasar por las llanteras y ver las grandes acumulaciones de llantas y me preguntaba: ¿Por qué nadie hace algo con las llantas viejas? ¡Debe haber algo que se pueda hacer! Y ahora saber que puedo rescatar un pequeño porcentaje de eso y volverlo algo lindo y útil, me hace sentir muy orgulloso de mi trabajo. Ser artesano y devolverle la vida a algo que estaba desechado es lo máximo», nos cuenta.
En Arte y Reciclaje Rivas Hn podemos encontrar jardineras con diferentes diseños y tamaños, por poner un ejemplo, hay en formas de piña y hasta en forma de fuente para colocar varias plantas. «Tratamos al máximo de que nuestros trabajos sean originales y exclusivos de nuestro taller, ya que hay otros artesanos en otros países y en Honduras por eso tratamos de que nuestros trabajos sean diferentes, respetando los diseños de los demás», manifiesta.
Todo ese conocimiento empezó desde cero, puesto que, él nunca se imaginó realizar este tipo de trabajo, dado que anteriormente laboró como taxista, vendedor y motorista de equipo pesado, por más de 15 años se mantuvo en esas ocupaciones, hasta que decidió laborar con las llantas, sin saber nada de ello y sin recibir algún curso en particular, solo se orientó viendo tutoriales en la internet.
«No recibí ningún curso, me gustaba ver en internet, unas maceteras que hacían de llantas, eran trabajos sencillos, y yo soñaba que el día que tuviera mi terreno, pintaría llantas de varios colores y sembraría en ellas», desde entonces han transcurrido seis años donde varios clientes reconocen la excelente forma con la que se desempeña en este arte.
Sus hijos también han aprendido a desarrollar este tipo de trabajo, aunque uno de ellos decidió desligarse de este para montar su taller de motos. Cabe señalar que, su familia es seguidora de Dios, y él al igual su esposa Martha Moradel, asisten a la iglesia y brindan ayuda a quien más lo necesita. «Enseñamos que Dios nos ama de una manera que no entendemos y muchas personas piensan que cuando estén mal van a buscar de Cristo, yo pienso que, lo debemos buscar en la condición que estemos, ya que, es Él el que nos va a restaurar y dar una nueva vida», expresa.
Desde el mes de julio del 2020 se encuentran asentados en la aldea La Trinidad, Sabana Grande, a orilla de la carretera CA-5 y para darle más detalles de dónde los pueden encontrar, están a la par del comedor Recreativo #1. Anteriormente se ubicaban en el Zamorano, pero debido a que las ventas bajaron durante el confinamiento, se vieron en la obligación de moverse de lugar.
«Si usted apoya a un artesano, no solo está comprando un artículo, está comprando esfuerzos, sueños, pruebas y errores, está poniendo alimento en la mesa de una familia que decidió no buscar lo fácil, sino atreverse a emprender, está apoyando microempresarios, que sueñan con crecer, si usted puede dejar de comprar algo fabricado por una gran empresa de otro país y apoyar a un compatriota, hágalo y no menosprecie la capacidad y creatividad de los hondureños, que nos caracterizamos por ser un pueblo noble», destaca con euforia.
En cuanto a los precios, hay maceteras en forma de taza que valen 400 o 500 lempiras, todo depende del tamaño en que lo quiera el cliente. De igual forma, cuentan con el diseño de silla con diseños de girasoles y estilo danesas, este juego consta de dos sillas y una mesa y está valorado en 3 mil 200 lempiras. Nos fuimos y nos despidió con un «Dios les bendiga y estamos a sus órdenes». Por si está interesado en ver sus trabajos, te dejamos su página de Facebook. Recuerda que apoyando, lo nuestro todos salimos adelante.