El coronavirus sin duda es el tema de este 2020, la pandemia ha cambiado la normalidad del mundo y del mismo modo, nos ha limitado el convivir con las personas que más amamos en estas fechas navideñas.
Las historias de quienes sufrieron la enfermedad son incontables, pero hoy RadioHouse conocerá la de Sirey Morán, ex Miss Honduras y actual presentadora del programa deportivo Las Dueñas del Balón, quien tuvo coronavirus y que le fue toda una odisea vivir por casi dos meses con este virus que se negaba en salir de su cuerpo.
«Quiero agradecerles por la invitación, realmente es un honor estar nuevamente acá, son uno de los medios de comunicación que siempre me han respaldado en mi carrera», nos manifiesta antes de comenzar con la entrevista.
Hace cuatro años tuvimos el gusto de compartir con usted una entrevista, en ese entonces, como la actual Miss Honduras, ¿Qué ha cambiado en Sirey Morán en estos últimos cuatro años?
«¡Qué pregunta más fuerte! Muchísimas cosas, sin duda. Para empezar, yo creo que jamás me imaginé que después de ser reina de belleza iba a terminar trabajando como presentadora en un programa deportivo. Y en estos cuatro años te puedo decir que me he mantenido feliz y eso es bueno. Dejé la corona a un lado por los balones, pero los tacones aún los uso ja, ja, ja».
¿Se imaginó alguna vez estar al frente de un programa de deportes?
«¡Jamás! Mi primer casting en Televicentro lo hicieron enfocado para cualquier tipo de programa, menos para deportes. Mi primera oportunidad es con Fútbol a Fondo y me impresionó mucho, nunca me imaginé que iba a estar en este programa y con esos grandes hombres que saben mucho de deportes. A raíz de ese inicio viene Las Dueñas del Balón, el primer programa deportivo dirigido solo por mujeres y ha sido una bendición».
¿Cómo llega al proyecto ‘‘Las dueñas del balón’’?
«Después que terminé en Fútbol a Fondo, ya había quedado claro que había proyectos a futuro conmigo, para diciembre de 2019 me empezaron a contactar para hacer un proyecto nuevo, totalmente diferente, lo cual me pareció muy interesante. Me dio un poco de miedo al inicio, pero decidí aceptarlo. Tenemos un público espectacular, muchos hombres y el cariño que nos transmiten es increíble, y también nunca faltan las mujeres que se sienten identificadas con nosotras porque aman el deporte».
Sirey nació en El Progreso, Yoro, habitualmente las personas que provienen de la costa norte no terminan de adaptarse al ambiente de Tegucigalpa, pero en el caso de ella no es así, aunque dice que los capitalinos somos especiales.
«Creo que en toda la zona norte es el mismo ambiente, la gente es más accesible y aquí en Tegucigalpa suele ser un protocolo para todo con la gente. El clima lo amo, me ha cautivado y como sea no me puedo quejar, el capitalino ha sido muy lindo conmigo, pero sí, siempre se resalta esa diferencia en el mismo país, aun así, yo amo estar en cualquier parte del país», afirma.
Sirey vivió un momento bastante complejo, cuando a mediados de año tuvo COVID-19, la angustia la invadió debido a que mantuvo la enfermedad en su cuerpo por casi dos meses. Cuando el virus aún no había llegado al país, todos se imaginaban cómo era la enfermedad, ¿Usted como lo imaginó?
«Creo que todos hemos sido incrédulos y lo hemos visto como un mito, pero cuando ves alrededor que hay personas que han muerto, familiares, amigos, en mi caso, yo perdí a una tía y es ahí en que te das cuenta de que estamos en un punto de gravedad, vivirlo es una experiencia terrible; por donde lo veas, es un juego peligroso».
¿Se acuerda en qué momento fue en que se contagió?
«Sin duda que en mi trabajo, en Televicentro muchas personas se vieron afectadas. Nosotros trabajamos en el Centro de Noticias, ahí están todos los programas que informan a las personas y, claro, en cualquier momento tuvo que haber llegado alguien que estaba con COVID-19. Aunque tomamos todas las medidas, el coronavirus no respeta ni lugares ni quién sos».
¿Qué síntomas tuvo de este virus?
«Todo comenzó con un dolor de garganta y una pequeña gripe, pero no me daba cuenta de que había perdido el olfato. Me hacen una prueba de sangre y sale negativa, sin embargo, en ese momento la médico me hace la prueba del olfato, me pone dos botes, yo no tenía ni idea que era alcohol y café. El peor síntoma que tuve es cuando no podés respirar y te dormís pensando en si te vas a poder levantar al día siguiente. Igual tuve fiebre y el cansancio físico que te da es terrible, este virus es una enfermedad de la cual tenemos que tener cuidado porque vivirla es lo peor, y aparte, te deja con secuelas».
El 10 de julio es su cumpleaños y le tocó vivirlo encerrada, ¿Cómo lo pasó?
«Lo peor, o al menos así lo pensaba en un inicio, especialmente porque son 30 años y 30 no se cumplen todos los días, son los segundos 15 años ja, ja, ja. Cuando me da te digo, yo entré en una depresión, más que todo porque no iba a poder ver ni a mi mamá… estaba completamente sola. Créeme que me siento muy bendecida porque creo que ha sido uno de mis mejores cumpleaños de mi vida, mi apartamento estaba lleno de flores, de globos, de un pastel que solo pude compartir con dos personas más que estaban contagiados ja, ja, ja».
¿Qué se siente hacerse una prueba PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa)?
«Yo creo que la parte de las pruebas es… -guarda silencio por unos segundos, como recordando esos momentos- decepcionante, es terrible, aparte de ser dolorosas son muy costosas y pueden desanimarte porque hay un momento de la enfermedad que los síntomas están pasando, pero si la prueba no arroja negativo seguís siendo una persona con COVID-19; las pruebas es la parte que más odio -expresa con un tono de dolencia-».
Cuando usted se dio cuenta de que ya no tenía el virus, compartió a través de sus redes sociales la noticia, ¿Cómo fue ese momento?
«La verdad que lloré, soy muy llorona ja, ja, ja. Lloré de la alegría porque era como que por fin pude terminar esta pesadilla. Hubo muchas quejas de mis amigos diciéndome por qué no les había dicho que tenía COVID-19 para haberme ayudado, pero yo decidí hacerlo público hasta el final porque era una promesa que yo le había hecho a Dios, le dije que yo daría testimonio que soy sana».
¿Qué mensaje le quiere mandar a las personas que todavía creen que el COVID-19 es un engaño?
«Hay esperanza porque viene una vacuna, pero mientras no llegue debemos ser muy consientes que nuestra vida corre peligro, al igual que la de las personas que amamos. Si sos joven, recordá que tenés un abuelo, una madre a la que podés terminar matando por una imprudencia. Y si realmente no crees en esto, ¡Cuidado! Te puede dar y va a ser peor. Aunque no nos guste, falta mucho por vivir con esta enfermedad», concluyó.