Habitualmente entre noviembre y diciembre de cada año se presenta este fenómeno en el Río Ulúa, a la altura de Chinda en Santa Bárbara, sin embargo, según los pobladores, hace casi tres años que no había vuelto a ocurrir este fenómeno.
Según cuenta la leyenda, el lugar de donde brotan estas sardinas, hace mucho tiempo atrás, una muchacha adinerada murió al lanzarse de una piedra al Río Ulúa, cuentan que, su papá no la dejó casarse con el amor de su vida, un muchacho que era pobre. Y después la mujer se convirtió en una sirena, la reina de las sardinas, según habitantes.
Hoy nuevamente el relato vuelve a resonar debido a la abundante cantidad de sardinas que han salido, hecho que según pobladores, hace alrededor de tres años que no se repetía. Según los lugareños, estas sardinas no deben ser vendidas, porque si lo hacen la reina se enoja y deja de mandar a los pequeños peces, por lo que se cree que en años anteriores algunas personas vendieron las sardinas.
La felicidad ha invadido a los habitantes de Chinda, pues la mayoría de ellos se vieron perjudicados por el paso de los huracanes Eta e Iota, algunos aseguran que con un saco lleno que se lleven para la casa, les ajusta para comer durante un mes y hasta para regalar a otros familiares y vecinos. Las sardinas se disfrutan fritas acompañadas con tortilla y queso, revueltas con huevo o simplemente fritas con limón y tortilla, depende del gusto de cada quien.
Generalmente para llegar al lugar hay que caminar bastante, sin embargo, actualmente solo por medio de lancha se puede llegar por las malas condiciones en que quedaron los caminos por el paso de los fenómenos tropicales en el mes de noviembre. El misterio de las sardinas saltarinas continuará, pero eso es irrelevante, porque el gusto de probarlas es un deleite para todos.
