Más de 1,300 tortugas golfinas fueron liberadas en la playa El Venado en Marcovia, Choluteca, gracias al cuidado y protección que realizaron los integrantes de la Fundación para el Desarrollo de la Zona Sur (Fundesur) y la Secretaría de Mi Ambiente el pasado 11 de noviembre de este año.
La tortuga golfina es una especie categorizada por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN) como vulnerable. Uno de los grandes problemas que atraviesan las tortugas son los depredadores naturales, pero el más dañino de todos es el ser humano que utiliza su carne y comercializa sus huevos para su consumo, además de enfrentar la muerte al quedar atrapada en redes de pesca.
Su nombre científico es Lepidochelys olivacea y mide aproximadamente de 60 a 70 centímetros; cuando son adultos presentan un color verde olivo. El caparazón es fácil de distinguir por su forma de corazón o redondeado. Su longitud promedio en los adultos es de 67 cm, con un peso promedio aproximadamente de 38 kilogramos y un máximo de 100.
Parar tratar de conservar esta especie en nuestro país, Fundesur y Mi Ambiente forman parte de la Comisión de Verificación y Control del Golfo de Fonseca (CVC-GOLF), esta comisión fue creada en el 2003 y, a partir de ahí ha conseguido liberar más de 600 mil tortugas, ese logro se debe al fortalecimiento de las restricciones temporales para la caza de tortugas, o vedas, durante las temporadas de desove (puesta de huevos de los anfibios).
Este año, el 1 de septiembre inició el periodo de veda 2020, el cual consiste en que durante 25 días el consumo y la comercialización de huevos de tortuga es totalmente ilegal y es sancionada con multas o hasta cárcel a las personas que se encuentren haciendo estas actividades durante este tiempo. Con la incorporación de comunidades locales, se lleva a cabo la recolección de huevos mediante patrullajes nocturnos, los cuales, posteriormente, son puestos en resguardo por 45 días hasta su nacimiento.
Ante la situación actual que atraviesa el país debido a la emergencia sanitaria por el COVID-19, no se contó con la ayuda de militares, por lo que para animar a los pescadores a sumarse a esta labor se determinó pagarle cuatro lempiras por huevo a cada pescador, en vez de dar alimentos como se venía haciendo en años anteriores.
La meta de recolección establecida para este año fue de 50 mil huevos, misma que fue superada con éxito, logrando recolectar cerca de los 59 mil huevos, las tortugas empezaron a salir del cascarón el 15 de octubre y, tras cuidarlas, finalmente fueron liberadas a su hábitat natural 1,330 neonatos (recién nacidos), donde crecerán y volverán el próximo año a las playas de Honduras a poner más huevos.
Además de Honduras, las tortugas golfinas se pueden encontrar en Venezuela, México, Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Colombia, Ecuador, Perú y en Chile, siempre del lado de la Dorsal Pacífico Oriental del Océano Pacífico. Fundesur anima a la población hondureña a cuidar de esta especie que se encuentra en una situación vulnerable y a colaborar siempre en septiembre de cada año en la búsqueda de huevos de tortuga.