Los niños son pieza fundamental e importante del mundo, las mejores enseñanzas las aprendemos de ellos. Esta es la historia de Óscar, un niño aproximadamente de 9 años del barrio El Way, de Intibucá, La Esperanza, que decidió ayudar a las personas que han sido afectadas por el paso de la tormenta tropical Eta.
La infancia es una época que nos marca para el resto de nuestras vidas, en esta etapa aprendemos a relacionarnos, a expresarnos y, a percibir el mundo; Óscar al ver la difícil situación que viven nuestros compatriotas en la zona norte, llegó a unos de los lugares en donde se hacía la recolecta de víveres en su bicicleta y con una bolsa negra en manos.
La bolsa negra contenía una maseca y unas tustacas que Óscar compró con el dinero que obtuvo por la venta de dulces, él pudo utilizar el dinero para otras cosas, un almuerzo, un refresco o churros, pero no, prefiero donar esos víveres aun sabido sus necesidades y nos da una lección, ojalá que todos pudiéramos ver al mundo como lo ven los niños.
La inocencia de un niño es una fuente de energía que constantemente vierte, es inagotable ese sentimiento, este niño debería estar jugando y estudiando, pero por circunstancias de la vida, a él le toca levantarse temprano a trabajar, buscar dinero y para llevar comida a su casa y a pesar de todas esas situaciones y complicaciones de la vida lo le impidieron ayudar. ¡Qué grande que eres Óscar!