Hay cierto tipo de acciones que lastimosamente tenemos que informar, con el propósito de crear un cambio en la sociedad. Esta semana por medio de las redes sociales se realizaron duras críticas ante un acto ocurrido en Yamaranguila, Intibucá. Una lechuza fue encontrada sin vida a la orilla de la calle. Este indefenso animal se encontraba amarrada a un poste de luz, como en señal de “victoria”.
Durante muchos años en nuestro país y en gran parte de Latinoamérica, este tipo de animales han sido identificados como seres místicos y malignos. Las lechuzas, búhos y otro tipo de animales nocturnos han sido perseguidos por tontas creencias que han sido la causa de historias de miedo contadas por antepasados.
Todos los años lechuzas son asesinadas en los pueblos de nuestro país por creer que transmiten la mala suerte. Diferentes historias son contadas; desde creer que mujeres cada noche se quitan sus piernas y las ocultan antes de convertirse en estas aves y salir en busca de los bebés y niños más jóvenes para robar su sangre y poder alimentarse entre otras.
A pesar de tantas creencias, la lechuza tan solo es un animal que aparentemente su pecado ha sido ser eminentemente nocturno, de un vuelo silencioso, ágil para la caza y con un singular graznido que ha atemorizado a generación tras generación de seres humanos.
La magia y la brujería y en general la invocación de fuerzas y seres sobrenaturales para obtener determinados resultados, está presente en la cultura humana desde sus mismos inicios y aún sigue presente en prácticamente todas las culturas actuales. Desde muy antiguo las diversas culturas establecieron castigos para las personas a las que se atribuía causar daños mediante la invocación de fuerzas y seres sobrenaturales.
El miedo a este tipo de actos ha llevado a los seres humanos a culpar a animales inofensivos. Gatos color negro, colibrís, búhos y lechuzas han cargado con un estigma por décadas, causando la reducción de estos ejemplares alrededor de todo el país.
¿Cuál es la solución? La educación es crucial para poder combatir este tipo de actos. Niños y jóvenes tienen que aprender a conocer su entorno, y así poder tener un punto crítico del porqué de las cosas. El futuro del país tiene que aprender a reconocer este tipo de animales, para que comiencen a protegerlos de este tipo de acciones que son totalmente inhumanos.
Cambiar la forma de pensar de un adulto es bastante difícil, es por eso que autoridades junto a grupos expertos en el tema pueden realizar campañas de concienciación, para explicar y erradicar mitos y leyendas con las que han crecido. Por otro lado, cada ciudadano puede convertirse en portador de información, si nos educamos con este tipo de temas, podremos replicar y hacer llegar el mensaje a más compatriotas, para que así puedan cuidar la fauna que nos rodea.
Este es otro caso de una lechuza que fue atrapada en nuestro país en el mes de junio.
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