A mediados del mes de junio, la Alcaldía Municipal del Distrito Central anunció que se iniciaría con un proyecto de señalización y habilitación de una ciclovía en el centro histórico de Tegucigalpa, noticia que generó una ovación de comentarios positivos y negativos por parte de los ciudadanos.
Incluso se determinó que la parada de buses del transporte público no sería más en esta zona, con la intención de liberar y despejar el casco historia y también que los ciclistas que circularan por este lugar corrieran menos riesgo de un accidente.
En torno a la acción, las redes sociales se llenaron de comentarios y opiniones, pues hay quienes tachan de absurdo la idea de habilitar un acceso para los ciclistas, ya que consideran que los hondureños no van a respetar el paso exclusivo para los que se transportan en bicicleta.
“Los conductores de motocicletas no van a respetar ese espacio”, “los vendedores ambulantes lo utilizarán como espacio seguro para sus puestos” los conductores de carros particulares y taxis no van a respetar el lugar”… fueron algunos de los comentarios que prevalecieron en cuanto a la noticia.
Sin embargo hubo mucha gente que salió a aplaudir la acción, ya que en el país los ciclistas y sus derechos parecían estar olvidados. Hay quienes dijeron que la acción debía ser aplaudida, ya que quienes se transportan en bicicleta no eran respetados y merecían un espacio donde poder circular sin miedo a sufrir un accidente.
También hubo quienes expresaron que el problema no era la idea, sino los ciudadanos y sus culturas arraigadas de no respetar las señales de tránsito y el de no tener empatía por el peatón.
No es si lo van a respetar o no, es empezar por las acciones propias, preguntarnos si ¿cómo conductores somos capaces de ceder el paso a los peatones o si como peatones podemos otorgar el paso a una persona de la tercera edad?
Es cuestión de valores, de pequeñas acciones, no se trata de que ya es tarde ya para crear una ciclovía, aquí lo importante es rectificar y empezar por dar el valor y el respeto a las cosas que lo merecen.
Los ciclistas como atletas y las personas en general que aún usan la bicicleta como su medio de transporte diario, se mostraron emocionados ante el hecho de saber que contarían con una ciclovía en la capital, la noticia en verdad fue de su agrado y también exigieron el respeto de los demás de ser un hecho pronto.
Quizás en lugar de criticar si está bien o mal, empezamos a aplaudir que por algo se empieza, y el solo hecho de habilitar un paso para ellos ya es un gran avance en la cultura de tránsito del país. Lo demás es tarea de cada ciudadano.