Científicos de todo el mundo luchan sin descanso para encontrar una posible vacuna para vencer al coronavirus. México no se ha quedado atrás, y un biotecnólogo trabaja en una vacuna comestible que es a base de tomates transgénicos para poder vencer el virus.
Un equipo de especialistas de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), busca hacer este proyecto por medio de la aplicación de la vacunología inversa, donde también interviene la ingeniería genética computacional y la agrotransformación, lo que representa un avance científico de varios años de estudio en biotecnología moderna.
El proceso de producción y purificación de las vacunas comunes es más costoso para países en vías de desarrollo como Honduras, pero una vacuna en la que el antígeno (Sustancia que al introducirse en el organismo induce en este una respuesta inmunitaria, provocando la formación de anticuerpos) puede encontrarse en la parte comestible de la planta, disminuyendo los costos de cultivo debido a su facilidad para producirlo.
Según los expertos, la planta de tomate permite obtener altos niveles de expresión de la proteína recombinante para ser expresada en la especie andina Solanum lycopersicum (nombre científico de este fruto) como una vacuna comestible y un caso exitoso de agricultura molecular, que podría salvar millones de vidas si se llega a concretar bien la idea.
“Nuestra vacuna cumple con todas las características; como estabilidad, accesibilidad, antigenicidad y flexibilidad, evidenciando eficacia protectora y seguridad como vacuna contra la infección por SARS-CoV-2 en humanos”, dieron a conocer en un medio de comunicación los científicos.
A pesar de lo prometedor que se ve esta ingeniosa y no tan costosa idea, la vacuna antes de ser elaborada para su venta, tiene que pasar varias pruebas, con el objetivo de cerciorarse que es cien por ciento efectiva y que no trae consigo daños en el cuerpo y otros síntomas que puedan perjudicar el organismo.