“Prefiero construir escuelas o dar comida a la gente pobre”, la gran lección de Sadio Mané

Sadio Mané es sin duda uno de los referentes del Liverpool y uno de los futbolistas más codiciados por los grandes clubes de Europa. Durante su estadía en el máximo circuito del fútbol mundial, el atacante africano ha sido protagonista de varios actos que dejan en evidencia su gran corazón dentro y fuera de las canchas, demostrando que las grandes comodidades y las excentricidades que otros presumen, no son para él.

Para entender el particular comportamiento de uno de los mejores deportistas del mundo, debemos viajar al 10 de abril de 1992 en Sédhiou, Senegal, cuando una familia muy humilde, recibía al pequeño Sadio Mané en sus brazos, desarrollando posteriormente su infancia en el sur de Senegal, en un lugar llamado Bambali, pueblo de unos 24,213 habitantes, lo que representa el 5% de la población total de Liverpool.


Debido a la precaria situación de sus padres, Mané, no tuvo otra opción que mudarse con su tío, ya que sus padres también tenían que cuidar de otro número considerable de hijos y no contaban con una estabilidad financiera para suplir todas las necesidades básicas de un niño de su edad que poco a poco empezaba a dar pistas de su brillante talento con el balón.

“Mis padres nunca tuvieron dinero para enviarme a la escuela. Cada mañana y cada tarde iba a jugar fútbol con mi amigo a la calle. Cuando era joven solo pensaba en la Premier League que veía en la televisión, solo Premier League, ese fue un buen año para mí”, recordó Mané.


Sadio, reconoce a su tío como la principal fuente de apoyo en el difícil camino al fútbol profesional; “Mi tío fue la mejor ayuda, pero no la única al principio. Casi todos en mi aldea contribuyeron dinero para mí. Cuando me mude a los suburbios de Dakar (Capital de Senegal), me fui a vivir con una familia que ni siquiera sabía. Solo les ofrecí pocos fondos y les expliqué mi motivación antes de que me permitieran entrar. Ellos me acogieron, me cuidaron e hicieron todo lo posible para ayudarme a preocuparme por el fútbol”, relató Sadio.

El atacante de Liverpool recordó como fue su primer experiencia en Dakar y sus primeras pruebas para tratar de quedarse en el equipo más popular de la ciudad ; “Cuando llegué allí al día siguiente, vi a muchos chicos que estaban siendo examinados para ingresar al equipo. ¡Nunca olvidaré esto, y ahora es divertido!, había un hombre mayor queme miraba como si estuviera en el lugar equivocado. Me preguntó ‘¿Estás aquí para la prueba?’, dije que lo era, me preguntó ‘¿Con esas botas?’, mientras me veía con enojo, ‘¿Cómo puedes jugar con ellas?’, y es que eran malas, desgarradas y viejas. Entonces dijo ‘¿Y con esos pantalones?’, ni siquiera tienes pantalones cortos adecuados para el fútbol?’. Le dije que venía con lo mejor que tenía, y solo quería jugar, mostrarme. Cuando entre al campo, podías notar su sorpresa en su rostro. Él vino a mí y me dijo ‘te voy a buscar de inmediato. Jugarás en mi equipo. Después de esas pruebas, me quedé en la academia del equipo local”.


Es importante destacar que antes de salir por primera vez de su país con rumbo a Francia, para fichar con el Metz, Mané, anotó 131 goles en apenas 90 partidos disputados, convirtiéndose en un referente del club y marcando un antes y un después de su llegada Dakar.

Ahora que conocemos un poco del pasado de uno de los mejores jugadores africanos del momento y temido delantero del fútbol de élite, nos resulta más fácil entender su comportamiento social y su filantropía marcada.

Hace un tiempo se le vio saliendo de un partido de Premier League (ante Wolverhampton) con un teléfono móvil agrietado, notablemente roto a la vista de fanáticos y periodistas, además de unos viejos y “anticuados” audífonos. Esta imagen le dio la vuelta al mundo y ha sido sinónimo de reflexión para el resto de la humanidad.


A pesar de ser uno de los futbolistas mejor pagados de toda Europa, el ariete senegalés de 28 años de edad, nos ha dejado claro que antes de gastar sus millones en lujos extremadamente caros, prefiere brindar su apoyo a las personas más necesitadas ya sea en su natal Senegal, en los pobres suburbios de Inglaterra, o donde sea que se le permita.

“¿Para qué quiero diez Ferraris, veinte relojes con diamantes y dos aviones?, ¿Qué haría eso por el mundo?, Yo pasé hambre, trabajé en el campo, jugué descalzo y no fui al colegio. Hoy puedo ayudar a la gente. Prefiero construir escuelas o dar comida o ropa a la gente pobre”. Expresaba hace un tiempo atrás Mané a través de sus redes sociales.

Con un valor actual de su ficha en el mercado de unos 150 millones de euros, ha sido parte fundamental para que “El equipo que nunca camina solo” se haya instalado en lo más alto del fútbol mundial. Debido a su alto compromiso y grandes resultados, se conoce que la directiva “Red”, le ha ofrecido 11,5 millones de euros anuales, 13 millones más comisiones, para que permanezca en el club hasta el 2025.


Hoy a las puertas de un nuevo título con su amado Liverpool, Mané, no pierde la esperanza de un mundo mejor y reitera su llamado a los colegas del gremio futbolístico, para que se unan a las diferentes causas sociales y ayudar a los más desprotegidos y necesitados del mundo.