Por Jefris Gutierrez
Después de la reprogramación de Roland Garros, y la cancelación absoluta de Wimbledon, las miradas se enfocan en el tercer Grand Slam del año a disputarse en los Estados Unidos del 24 de agosto al 13 de septiembre.
Al igual que otros eventos, la realización del Abierto de los Estados, depende del comportamiento de la pandemia del coronavirus en el país que se ha convertido en el epicentro del Covid-19.
El nuevo ejecutivo de la Federación de Tenis de los Estados Unidos, Mike Dowse, afirmó que la decisión que determinará si se juega o no, se tomará en junio.
“El tiempo juega a nuestro favor, trabajaremos para garantizar el factor principal que será la salud y el bienestar de los jugadores, la afición y el personal. Obviamente muestra ambición es realizar el torneo. Si los médicos expertos vuelven y dicen; ‘Aquí hay una manera infalible de realizar el torneo de manera segura, pero desafortunadamente, tendrá que ser sin aficionados’, lo podríamos considerar”, expresó Dowse.
Además de confesar que sueña con desarrollar el Abierto estadounidense con la presencia de un porcentaje controlado de aficionados, confirmó que la Asociación de Tenis de Estados Unidos (USTA), redujo en 15 millones de dólares de su presupuesto, adicional a un recorte salarial entre sus directivos, para combatir el fuerte impacto que el coronavirus ha causado a la estructura financiera.