El sistema de salud en Honduras cerró el año 2019 con más de 200 muertes a causa del dengue, virus transmitido por la picadura de un zancudo hembra llamado Aedes Aegypti, el cual ha cobrado la vida de un sin número de hondureños durante la última década.
Autoridades sanitarias pronosticaron un comienzo del 2020 desalentador y “atípico” pues iniciando el año empezaron a darse a conocer las nuevas victimas de este virus, con lo que no contarían y algo que nadie se había imaginado es que una pandemia vendría a echarle leña al fuego a la epidemia que ya causaba estragos en el país.
Ahora bien, lo preocupante aquí no es la reciente pandemia, que aunque si toma importancia por tratarse de un virus que ha cobrado un sin número de vidas mundialmente, y ha afectado la economía de países grandes y chicos, lo que mata en Honduras es la mala cultura que existe, la indiferencia, la ignorancia, y el caso omiso a las recomendaciones solo porque creemos que somos inmunes a contraer los virus.
Será que las personas empiezan a reaccionar solo cuando el virus toca la puerta de su casa atacando a alguno de los miembros de su familia?, será que estamos educados a base de una cultura que reacciona hasta que ve a un familiar muriendo? parece que sí, parece que nos gusta experimentar el dolor en vez de trabajar para prevenirlo.
La pandemia del coronavirus nos hizo despertar, nos volvimos más higiénicos, nos lavamos las manos a cada instante, utilizamos gel que hasta nos acabamos el bote tan pronto como sea posible, nos hemos vueltos locos buscando boquillas y cualquier cosa que pueda “protegernos”, y lo más seguro es que en que todo ese afán hemos olvidado fijarnos en nuestras pilas, almacenamientos de agua y huecos donde se acumula este vital líquido. Ahí debe estar haciendo fiesta el mosquito transmisor del dengue.
No importa que tan pequeño o humilde sea nuestro hogar, basta con tener un hábito de higiene para combatir a cuanto virus desee entrar, así como estamos tomando las medidas contra el coronavirus, así mismo debemos combatir al dengue, porque quizás sea ese este el que siga permaneciendo una vez que la pandemia decida irse.
Las autoridades sanitarias deberán hacer lo suyo, campañas de prevención, visitas a las casas para revisar posibles criaderos de zancudos, proporcionar los insumos como abate para colocar en cada almacenamiento de agua existente en los hogares y muchas otras estrategias mas.
Pero nosotros también debemos hacer lo nuestro, porque las campañas no duran todo el tiempo, porque las visitas no son todos los días, por eso estamos llamados a tomar nuestras propias medidas, y revisar constantemente nuestras pilas, lavarlas, botar el agua vieja y almacenada que se aloja en recipientes como pailas, botellas o llantas y mantener un espacio limpio y desinfectado.
Ambas partes están llamadas a actuar, porque ya hemos visto cuán poderoso es el mosquito transmisor del dengue. Y sí, el coronavirus es como un monstruo que amenaza con devorar a la humanidad, pero también podemos combatirlo si decidimos tomar conciencia y cambiar nuestra cultura arraigada de tanta indiferencia.
La indiferencia mata, podemos combatir al Covid-19 y en nuestras manos esta también cerrarle la puerta de nuestro hogar al mosquito transmisor del dengue, ese que seguro encontrarás con tan solo asomarte a la pila de tu casa.