¡Cuántas historias por contar en este viaje!
Llegar a España con todo este tema del Coronavirus fue una total aventura. No saber a lo que íbamos, no medir consecuencias por llevar una ilusión y convertir en realidad un sueño; ver al Real Madrid medirse ante el FC Barcelona.
Las medidas en los aeropuertos que estuvimos no eran intensivas. De cierta forma eso te relaja y te hace pensar que todo esta bien, al menos en esas ciudades. Claro, en ese tipo de lugares, utilizamos mascarillas, desinfectante de manos y evitamos el contacto con otras personas, limpiamos esas superficies que más utilizábamos (como las cámaras o celulares), entre otras cosas.
Claro, se lee más complicado de lo que en realidad fue.
Madrid se vestía con sus mejores galas para recibir a visitantes de todo el planeta tierra. Madrid, que ciudad más guapa.
El local te daba la bienvenida con un tono pesado, algo tajante, pero debo admitir que esa personalidad es la que hace al español un ser interesante. Su rapidez al contestar, idiosincrasia y desenvolvimiento lo hacen único y eso se vio reflejado en cada momento que compartimos con ellos.
Su comida. Pues, en lo personal no soy fanática de la comida salada y por allá o todo es muy salado o muy dulce. Claro; para mi gusto. Estuvimos en diferentes restaurantes que llamaron nuestra atención por la diversidad de sus menús. Bien dicen que viajar es vivir. Eso si; no cambio las baleadas por nada del mundo. Ja, ja, ja.
Su cultura. Una combinación de factores hacen de Madrid una de las ciudades más visitadas del mundo. Su fiesta, el fútbol, sus ideologías políticas y religiosas le dan vida a la infraestructura construida hace cientos de años y acompañar la caminata con un buen vino y aun mejor; una buena plática, hacen que el día se te vaya en nada.
Su fútbol. Si bien saben, soy aficionada del FC Barcelona. Es decir, estar en suelo “enemigo” era algo raro. No soy enferma con el fanatismo que siento por el equipo. Admiro la gestión del Ing. Florentino Pérez y sobretodo los logros que han tenido como institución. Ver el césped del Bernabéu en un clásico; ¡jamás lo imaginé! Si bien es cierto ya lo había visitado antes, no fue lo mismo. Aquí se jugaba la punta del torneo, se medían dos de los equipos más grandes del mundo. Iba a ver jugar al mejor jugador del mundo y a un grupo de jugadores que pertenecen a sus respectivas selecciones y en un 75% han ganado un título colectivo con ellas. En fin, un sueño se estaba haciendo realidad.
Ahora bien, hablemos de trabajo. Trabajando en medios de comunicación hay que hacer de todo un poco. Saber de edición audiovisual, pre producción, logística, post producción. En fin; siempre estar un paso adelante de todo. Estando frente y detrás de las cámaras siempre te hace vulnerable a diferentes situaciones y en esta ocasión no fue la excepción. En temperaturas máximas de 15 grados, asistir a Frank (Aguilera) o a Rely (Maradiaga) fue “macaneado”, pero interesante en el sentido de aprendizaje. Nunca estamos tan arriba para dejar de aprender, somos responsables de afinar detalles para llevarles el mejor de los contenidos contra viento y marea.
En los próximos reportajes les estaré compartiendo sobre restaurantes hondureños en la ciudad, así como catrachos que se fueron buscando un sueño y lo han ido cumpliendo a medida se encuentran con las oportunidades en el camino. Fue bonito estar rodeado de gente que habla como vos, como yo y que te quiere ayudar siempre y cuando sea posible.