Nuestra Señora de Suyapa o más conocida como la Virgen de Suyapa, estará cumpliendo 273 años de su descubrimiento este lunes 3 de febrero, esperando a miles de feligreses que llegarán a la capital provenientes de todo el país.
Según la historia, la diminuta imagen de Nuestra Señora de la Concepción de Suyapa fue hallada un sábado del mes de febrero, por Alejandro Colindres, un joven y humilde labrador, y por un niño de ocho años llamado Jorge Martínez, quienes regresaban a la aldea de Suyapa, cansados de trabajar todo el día en la cosecha del maíz.
Ubicados en el Piligüin, decidieron dormir en el suelo. Enseguida Alejandro sintió que un objeto, al parecer una piedra le impedía acomodar la espalda. A oscuras lo tomó de suelo y lo arrojó lejos.
Curiosamente al recostarse nuevamente sintió aquella molestia en el mismo lugar y esta vez no lo tiró sino que, intrigado por lo acontecido, lo guardó en su mochila. A la luz del amanecer descubrió sorprendido que el misterioso objeto era una pequeña imagen tallada en madera de cedro.
La imagen de la virgen mide aproximadamente seis centímetros y medio. Plasma la raza indígena que habitaba en el país, sus diminutas manos unidas en actitud de oración, sobresaliendo su pequeño cabello y mejillas redondeadas.
En 1925, Pío XII declaró a Nuestra Señora de Suyapa Patrona de la República de Honduras, y se escogió el 3 de febrero como el día de la celebración patronal, con misa y otras festividades alrededor de la iglesia.
Es por eso que en el marco de las acciones planificadas, Copeco mantiene activo el Centro de Operaciones de Emergencia Nacional (COEN), y estableció previamente los puestos de monitoreo y vigilancia con la finalidad de salvaguardar la vida de los peregrinos.
Miles de hondureños del interior del país han organizado viajes para poder visitar con anticipación a la patrona de Honduras. En busitos y en carros particulares los feligreses han llegado y seguirán llegando en estos días que se conmemora la festividad.
Cumpliendo promesas de llegar en rodillas hasta el altar, son varios los hondureños que llegan a visitarle debido al cumplimiento de alguna promesa o deseo.
Con lágrimas en sus ojos dan gracias por el milagro obtenido o por el simple hecho de mantenerlas con mucha salud luego de que ha pasado un año de la última visita.
Para los creyentes solo queda decirles que disfruten de esta gran fiesta, que tiene como objetivo llevar paz, luz y tranquilidad a los hogares de todos los hondureños que tanto lo necesitan.