En los últimos años en nuestro país se ha perdido el hábito de la lectura, y más cuando se trata de un libro en físico, ya que la mayoría comenta que se ha vuelto una actividad muy “aburrida” según ellos.
La tecnología ha venido a dar un cambio drástico a la lectura, ya que muchos prefieren buscar información en internet que ojear una enciclopedia, también prefieren descargar un libro de internet que gastar en un libro en físico. Solo queda decir que comprar un libro no es un gasto, es una inversión a futuro.
Diferentes libros vienen y van por el pequeño negocio de Rigoberto Raudales, un capitalino de 56 años que se dedica a la venta de diferentes tipos de libros en la zona de La Granja, en la Capital. Orgulloso de culturizar a pequeños y grandes, Rigoberto se dedica a la venta de estos textos hace más de 15 años, teniendo fieles clientes que le exigen diferentes tipos de libros cada semana. Don “Rigo”, como le dicen de cariño, cumple las necesidades lectoras que tiene cada uno de sus clientes.
“Yo tuve una formación política e ideológica muy diferente a lo que es el medio en estos momentos, nos damos cuenta de la realidad, historia que hemos vivido en este país, mi objetivo principal es culturizar toda mi sociedad, por eso me dedico a vender libros, para que la sociedad lea y cambie la forma de ver y pensar las cosas”, manifestó Don Rigo, mientras atendía a uno de sus clientes.
15 años vendiendo libros se puede decir que es fácil, pero no es así. Don Rigo comenzó vendiendo sus libros enfrente de la Biblioteca Nacional, lugar en el que estuvo 5 años, después la Alcaldía removió a los vendedores ambulantes y él decidió irse para La Granja, donde tiene casi 10 años de estar en ese “local”.
La clientela sigue llegando; libros de ciencia, leyes, novelas románticas y otros son pedidos por sus fieles clientes que caminan por la orilla de la calle.
Entramos en confianza y le preguntamos a “Don Rigo”, ¿Cómo? o ¿Dónde? Obtenía tantos libros, a lo que él respondió con una sonrisa: “Tengo proveedores y tengo lugares secretos donde los voy a comprar, lo que pasa muchacho es que si vos decís dónde encontrás el oro… nadie te va a decir eso, nadie dice dónde está la fuente de la verdad y de la virtud. Constantemente estoy renovando, porque tengo clientes muy intelectuales en varios campos”.
Los libros favoritos de Don Rigoberto son los que tienen que ver con filosofía y las ciencias, le gusta leer las narrativas nacionales y todo lo que tiene que ver con Honduras le llama la atención. Por su forma de hablar y expresarse pudimos constatar que Don Rigoberto es una persona muy culta a la hora de establecer una plática con sus clientes, su amabilidad y atención, hacen querer platicar con él, ya que es una enciclopedia, como dijo uno de sus clientes, porque sabe de todo un poco.
Cuando estamos en la escuela, colegio o universidad nos vemos forzados a comprar libros por la necesidad de una clase, muchos no tenemos la bonita costumbre de leer porque nos apasiona y queremos aprender más del mundo y de lo que nos rodea. La lectura contribuye al conocimiento, un buen libro puede abrir una puerta en el futuro, puede ser la llave de una idea, y puede llegar a ser la semilla de un proyecto.
“Así como tengo clientes que vienen a buscar libros porque los obligan en sus clases, también tengo clientes que ya son profesionales universitarios que les encanta la lectura, también cuento con clientes que son fieles a la literatura cristiana, a las biblias, revistas, por eso que mantenemos libros bien diversos”.
Libros de Paulo Coelho, Gabriel García Márquez y el hondureño Ramón Amaya Amador, fueron de los autores que pudimos reconocer en la gran cantidad de libros que tiene este capitalino. Los precios pueden variar, nos relató don Rigoberto, dependiendo el estado del libro y también qué tipo sea.
“Como te digo los precios puede variar, yo no estoy aquí para enriquecerme, lo que yo en realidad quiero es culturizar, porque un pueblo con cultura, es un pueblo con arma, yo he visto que el pueblo hondureño que nos falta bastante cultura y a través de la literatura podemos conseguirlo.”
Don Rigoberto también manifestó que el problema hoy en día es que la sociedad está siendo robotizada por la tecnología. El celular y las computadoras son piezas magníficas pero están creando una sociedad que ya no tiene valores morales y éticos. El internet está dañando a un sector de la sociedad, convirtiéndolos en más perezosos por el simple hecho de brindar todo con mayor facilidad.
“Lastimosamente la gente ya no quiere leer, todo lo quieren hacer por internet, por eso es que el estudiante hoy en día está mal formado académicamente hablando, hasta la medicina interna de Harrison andan el celular y la universidad lo permite, por eso salen malos profesionales a nivel de educación superior, el estudiante educado tiene su biblioteca poco a poco que va avanzando en sus estudios”.
Antes de despedirnos, Don Rigoberto no quiso desaprovechar la oportunidad y mando un mensaje a toda la sociedad hondureña…
“Hondureños, culturícense y sobre todo los jóvenes estudien porque hoy en día la sociedad es más competitiva y la gente sin preparación se muere de hambre, por eso es que hay mucha gente que se dedica a la delincuencia, porque tienen que subsistir de cualquier manera”.
Hay una frase que dice: “El que lee mucho, sabe mucho”, y don Rigoberto es un claro ejemplo de ello. Felicidades por sacar adelante su negocio y por querer cambiar la sociedad hondureña con un buen libro.