El Clásico Mundial entre el FC Barcelona y el Real Madrid se disputó este miércoles, dejándonos un empate a cero goles por bando después de 90 minutos muy intensos.
A nivel general nadie puede negar que el conjunto blanco fue superior al rival, y que si de justicia se tratara tuvieron que salir del Camp Nou con tres unidades y con el liderato, pero les hizo falta algo… ¡El gol!
También debemos hablar del asunto del VAR, pues ha generado mucha polémica, esto al no revisar dos jugadas de posibles penales a favor del Madrid, primero por una falta en contra de Raphael Varane y la segunda por un jalón de camiseta ante el mismo francés. Si me preguntan a mí, ambas merecían ser señaladas como pena máxima.
Y así podemos seguir apuntando varias cosas que nos dejó este partido reprogramado de la Jornada 10 en La Liga de España, entre ellas una muy importante, y es el juego realizado por el Barcelona.
¡Ojo! No hay que quitarle méritos a los “Merengues”, para nada, solo quiero resaltar que los culé han perdido ese “algo” que los hacía especial.
Me refiero a que hace algunas temporadas el equipo de la ciudad condal maravillaba con su fútbol, el cual estaba caracterizado por el buen toque, en su momento aquel famoso “Tiki-Taka” que mencionó Piqué.
No siempre fue tan deslumbrante como en el 2009, pero a pesar de los años la esencia se mantenía viva, al menos hasta que llegó Ernesto Valverde.
No sé si sea responsabilidad suya o los jugadores no le entienden, pero ese “algo” en el Barcelona se ha perdido tras su llegada, y eso nadie lo puede ocultar.
Seamos realistas, antes mirábamos los partidos del equipo culé por el buen juego que desarrollaba, y en la actualidad lo hacemos solo para conocer si ganan o no, siendo una situación que no sucedía desde hace años.
Pero bien, lo bueno no dura para siempre; a pesar de eso no se puede descartar el Barcelona de ninguna competencia, pues jugando así, o sea normal, puede conquistar cualquier título.