Esta vez me toca contarles con mucho honor la historia de René Pauck, un francés que se enamoró de Honduras y que ha dedicado parte de su vida a documentar la memoria fílmica de este país y de Centroamérica.
Su historia nos pareció algo digno de contar, y más después de ver cómo él mismo la contaba con mucho entusiasmo, como si estuviese hablando de lo que más ama en la vida.
Y es que eso es el cine para René, algo que definitivamente cambio el rumbo de su destino.
Pero que sea él con sus palabras quien nos cuente como fue la experiencia de aquel joven que fue a la guerra en Argelia, el niño que fue peluquero en Francia y el profesional del cine documental que es ahora.
Comencemos…
¿Cómo René Pauck vinó a Honduras?
“Vivo en Honduras desde 1973, y mi vida en Francia fue una vida como la de cualquier francés, estudiando y haciendo mi servicio militar obligatorio. Luego de unos cuantos años me vine a hacer voluntariado aquí en Honduras, con compañeros y amigos que trabajando en los medios de comunicación” contaba.
Fue así como inició detallando que vino con el propósito de hacer servicio de voluntariado con la organización Caritas, sin embargo, jamás pensó que se encontraría aquí con algo que había llamado tanto su atención desde pequeño, el cine documental.
¿Cómo encuentra la pasión por el cine aquí?
“Fue en el 74 que inicié mi carrera aquí como cineasta, después de ser voluntario en Caritas dos años, me llamaron del Ministerio de Cultura e Información para que me hiciera cargo del departamento de cine”
Pauck contaba que el puesto para hacerse cargo del departamento de cine lo estaban ofreciendo a Sammi Kafaty, un icono del cine hondureño, pero que este por alguna u otra razón había rechazado la propuesta.
Él aunque no tuviera la vasta experiencia se lanzó a tomar el reto, siendo así como empezaría su verdadera trayectoria como cineasta.
¿Cómo fue esa experiencia de empezar en algo en lo que aún no se sentía preparado?
“Me hice profesional del cine aquí en Honduras, soy autodidacta, luego fui adquiriendo más experiencia con talleres y la experiencia del terreno, en el sentido que en los años 80 después del trabajo en el Ministerio de Cultura e Información, estuve en el frente de guerra y fue aquí donde empecé el documentalismo como cineasta” detalló.
Su comienzo como documentalista se dio precisamente en el momento que fue enviado a cubrir la guerra de Centroamérica, donde su papel se tornaría como camarógrafo, siendo así como aquella pasión iba despertando cada vez más.
¿Cómo empezó a convertirse en documentalista de la memoria fílmica de Honduras y Centroamérica?
“Esto se da, cuando en el Ministerio de Cultura e Información fue eliminado y nos despidieron para reemplazarla por una unidad de cine, y es aquí cuando esto fue tomando su auge, entonces empecé a trabajar con vídeos o documentales” comentó.
Prosiguió contando que el documental era algo con lo que soñaba desde pequeño, puesto que desde temprana edad le apasionaba registrar los momentos de la vida, esas imágenes que forman parte del qué hacer diario.
Fue colaborador de documentales en episodios críticos suscitados en Honduras y fue en esos momentos que no pudo parar de dedicarse a esto, que hasta el día de hoy es parte de sus tareas diarias.
¿Hasta hoy, qué es lo que más le ha gustado documentar?
“Los pueblos originarios, porque son los pueblos olvidados y por ser los olvidados, hay que sacarlos de la penumbra, del aislamiento y me alegro cuando los veo ahora luchando por su represa, por sus ríos y por reclamar el ser ciudadanos hondureños sin perder su cultura”. expresó
¿Qué es lo que más recuerda de Francia o lo qué más extraña?
“No extraño Francia, lo único que sí le voy a decir es que cuando voy allá soy francés hasta las uñas, pero no crea que me falta la comida, una de las cosas por las que me gusta ir, es por mi hermana con quien tengo verdaderamente una relación increíble”
A medida fue contando sobre de su país de origen, iba mencionando que cuando va allá le gusta recabar esos episodios nostálgicos de su vida, que sin duda debieron ser muchos, tantos que hoy lo hacen recordar con alegría.
¿Cuál es platillo que más le gusta de los hondureños?
“Los frijolitos recién cocidos con mantequilla y tortilla fresca” dijo mientras se sonreía de oreja a oreja.
¿Qué fue lo que le enamoró de Honduras?
“Este país me entró en la piel realmente, encontré gente, paisajes, Honduras es un país magnifico, un país de gente tan generosa, he trabajado mucho con los pueblos originarios como los Lencas, Garifunas, Chortís y son ellos los que me han hecho entender que Honduras es un país rico en recursos y rico en su gente”.
Actualmente está a cargo de la dirección de la Cinemáteca Universitaria de la UNAH, institución que le ha abierto las puertas por su invaluable labor y por demostrar que verdaderamente es alguien que se ha interesado por preservar cada uno de los episodios que acontecen en Honduras, país que también es suyo.
Además del cine documental Pauck encontró en Honduras el amor. Actualmente está casado con Olga, su esposa con la que comparte ya 45 años de matrimonio, mismo que dio como fruto a dos grandes hijos a los que el extrovertido cineasta adora tanto.
Honduras por supuesto, seguirá honrando su memorable labor, es por esto, que recientemente Diario El Heraldo le otorgó un reconocimiento por fomentar la preservación y divulgación de la memoria fílmica y desarrollar un importante trabajo como documentalista.
“Honduras me dio la oportunidad de cumplir mis sueños de niño, de llegar a ser un cineasta y de llegar a ser lo que soy hoy, el director de una cinemáteca, algo que nunca imaginé llegar a ser” concluyó.
René Pauck, al finalizar con la entrevista describió en una sola palabra aquellas cosas que le pertenecen…
Francia: “Mi país”
Honduras: “Mi otro país”
El cine documental: “Mi amor como profesión”
La Cinemáteca Universitaria: “Mi proyecto de Vida”