“Hay quienes sostienen que el fútbol no tiene nada que ver con la vida del hombre, con sus cosas más esenciales. Desconozco cuánto sabe esa gente de la vida. Pero de algo estoy seguro, no saben nada de fútbol” –Eduardo Sacheri
Los pequeños en los hospitales de España ya pueden vestir la camisa de su jugador favorito mientras luchan contra duras enfermedades.
Casi siempre me pregunto cómo es que los niños soportan enfermedades que ni un adulto podría, como tienen la fortaleza para salir por ahí con una pequeña sonrisa en sus rostros, sin importar si ayer salieron de alguna dolorosa quimioterapia, operación o un estado crítico, como en esos pequeños cuerpos puede habitar tanta fuerza, pequeños que día con día se juegan el partido más importante.
Este hecho ya es bien conocido por la revista deportiva ‘Panenka’, iniciativa que nos ha regalado esperanza para aquellos pequeños fanáticos del deporte. “Las batas más fuertes” es el nombre del movimiento que tiene como objetivo que los niños ingresados en los hospitales tengan una estancia agradable en el mismo.
Una idea que nació bajo la pasión y amor hacia el fútbol, y todo ello se trata de convertir camisetas oficiales de los mejores jugadores del mundo en batas de hospital, así los pequeños lucharán con más ganas al ver que portan la camiseta de grandes cracks en la historia. Además que seguro es mejor ver un color diferente al blanco que siempre vemos en los hospitales, ahora podremos llenarlo de colores.
Las primeras fueron confeccionadas en un taller de Madrid y se entregaron al Hospital de San Rafael, donde se llevó a cabo la grabación de la campaña. El proyecto se ha hecho tan famoso que países como México, Chile, Argentina, Italia, Portugal, Francia, Estados Unidos lo quieren hacer suyo.
Y claro que como hondureños no nos podemos quedar atrás, invitamos a aquellas organizaciones para seguir este bonito ejemplo en ayuda a los niños del Hospital Escuela Infantil para que podamos sacarles sonrisas al ver su equipo favorito en el diario vivir contra sus enfermedades.
¡Vamos, que juntos ganamos el partido de la vida!