Ya se inauguró la Villa Navideña del Juan Pablo II e insistiré todos los días a mis amigos, familiares y a ustedes que tienen que ir, nada más bonito que sentir el espíritu navideño, en el mes de diciembre con toda nuestra familia unida y a un paso de terminar un año que nos dejó muchísimas lecciones de vida, pero en el cual crecimos bastante y logramos llegar a final del camino.
Este 2018 nos dio muchas sorpresas, unas cuantas lágrimas, muchas sonrisas y un sin número de lecciones. Nos enseñó que no se debe rendir en ninguna circunstancia y que con un paso delante del otro se llega a la cima, con esfuerzo y dedicación.
Este mes me pone sentimental porque es un cierre para cada uno de nosotros, es un pasar de página y seguir leyendo otros libros, otras historias de nosotros mismos, pero también es el inicio de algo grande, de nuevas oportunidades y metas.
La Villa Navideña nos hace recordar esos ratos de felicidad que tuvimos en estos más de 300 días y nos reúne con personas que siempre agradecemos tenerlas al lado.
El sábado primero de diciembre se encendieron todas las luces de la villa, iluminando hasta el cielo. Yo no sé ustedes, pero a mí me parece que cada año se ve más lindo, con las decoraciones que ponen, esas largas guirnaldas de luces que caen en los árboles, el pasillo iluminado y el arbolito que hace brillar a todo el parque.
En la Villa Navideña vas a encontrar de todo un poco; las fotos con Santa, todo tipo de comidas deliciosas, música… En fin, un ambiente familiar que tenés que disfrutar y para los que hasta ahorita se dan cuenta también está el ‘Bazar’, donde vas a encontrar cualquier cantidad de productos, desde zapatos hechos en el país por emprendedores, hasta jarabes, mieles y muchas cosas más.
Vení con tu familia a disfrutar un rato, a escaparnos de la rutina y a festejar desde ya lo que tendrá preparado este mes para nosotros.
Feliz inicio de fin de año a todos ustedes, que cada día de diciembre se viva como si fuese el último.
