Preparando las maletas para irte de viaje por un tiempo y te preguntas si vas a extrañar las cosas que amabas en Honduras, casi inmediata la respuesta, “NO”, en este nuevo país podré saborear cosas diferentes, comer deliciosas golosinas que en mi vida he probado, lugares nuevos y que decir de las personas con las que voy a encontrarme, “No voy a extrañar Honduras”.
Pero la nostalgia te juega una mala pasada y se apodera de vos después de un tiempo lejos del país, ¿Y el cafecito de mi mami? ¿Quién me lo va a hacer?, ¿El desayunito con aguacate?, o ¿La sopa de gallina de montaña?, ¿Dónde voy a comprar sabores así?
¿Cuánto gastaríamos en un país extranjero con tal de obtener una probadita de nuestro pueblo?, allá a miles de kilómetros de distancia, ¿Cuánto estoy dispuesto a pagar para un sorbo del aroma de la montaña? Son tantas las preguntas, pero la respuesta es una “lo que haga falta”.
Pagaré lo que haga falta para saborear las raíces de mi tierra, Cabizbajo te vas a comprar cafecito a estas grandes franquicias en otros países y viene aquí la sorpresa; te encontrás con un rótulo de ‘Starbucks’ que dice “Honduras Cafico” allí en medio de la nada, te encontrás lo que ya añorabas y te das cuenta que hay momentos en la vida que no tienen precio y sabes con seguridad que este es uno de ellos.
“Miré una gran fila para entrar a Starbucks en el mero centro de Milán, Italia y vaya mi sorpresa y satisfacción encontré el café hondureño”, nos cuenta Paolo Agnesi, un italiano con corazón catracho.
Paolo que hizo presencia en la Televisión Nacional desde los años 80´s, Nos contó que se llevó una grata sorpresa al ver el cafecito hondureño en Italia. El comentarista amado por todos los hondureños que lograron verlo, dejó un pedazo de su corazón en Honduras y se llevó el de muchos aficionados con él.
Ahora imagínate que te pase a vos, allí en el lugar desde donde nos lees, que encontrés un pedacito de tu país en otro lugar lejano, y que al tomarlo te traiga de vuelta a casa, donde las personas buenas te esperan con una sonrisa.
Paolo encontró el café hondureño en Italia y vos ¿Lo has encontrado en otro lado?