Nadie se lo pide. Tampoco está obligado. Pero su corazón no le permite ser indiferente ante los daños que sufren las playas hondureñas por culpa de gente chancha y sin cultura.
Se llama Jorge Castillo, estudió Filosofía en los Yunai, y cuando viene a su país se pone manos a la obra.
Hace algunos días, por ejemplo, limpio aproximadamente 150 metros de playa durante diez hora. Al final recogió más de 70 libras de basura, en su mayoría, plásticos y latas.
Esta labor silenciosa tiene un enorme impacto en el ecosistema. Qué gran labor la que realiza Jorge.
Sos de cinco estrellas.
Qué lindo sería que imitemos a personas como Jorge.