Yo estaba allí. Nadie me lo contó. A Dios gracias la cosa no pasó a más, pero no hay que negar que pudo provocar una tragedia con personas asfixiadas y aplastadas.
Inadaptados de Instituto Central Vicente Cáceres -el consentido de los capitalinos-, provocaron diferentes disturbios que opacaron su show de palillonas y banda musical.
Tipo 12:30, la barra se encontraba en el portón número 3 (para que se ubiquen mejor, es el que se encuentra justo al frente del mercado La Isla), era una algarabía y más con sus consignas de “El que no salte no es centralista” (leelo cantado, por favor).
Después de unos 30 minutos pasó el Instituto Hibueras justo por debajo del puente y los centralistas empezaron a gritar “culero, culero” y desde ahí empezó el desastre. Los alumnos del Central corrieron hasta alcanzar a los del Hibueras y les quitaron una camisa que levantaron y exhibieron como trofeo..
Luego tiraron la camisa a un charco de lodo revolcándola una y otra vez, rompiéndola y luego tomándose fotos como que estaban haciendo sus necesidades sobre ella; ninguna autoridad de la institución se presentó a poner en orden a esos jóvenes.
Abrieron los portones y todos los estudiantes ingresaron a calentar motores para presenciar una vez más el show que su colegio tenía preparado, mientras la barra del Hibueras había quedado justo al frente de la del Central dividiéndola toda la cancha del Nacional.
La programación iba según lo planificado y los colegios desfilaban en completo orden. En eso mencionan la entrada del colegio más esperado de todos, el Central Vicente Cáceres y no hubo persona que se quedara sentada, callada y sin mover el esqueleto con solo escuchar “La chica del Central”, pero justo en ese momento, la barra del Hibueras tiró una bomba lacrimógena en su propia tribuna y provocó el caos entre el público.
Obviamente, la atención se centró en ese momento en lo que sucedía en la gradería, mientras muchos salían en estampida. Hubo personas que se desmayaron y no tenían escapatoria porque no se podían abrir los portones de afuera porque estaban abarrotados, así que la única solución era abrir los que les daba acceso a la cancha.
Salieron corriendo y cruzaron toda la cancha para darle pica al Central y demostrarles que en esto se pagaba ojo por ojo y diente por diente; los habían humillado robándoles la camiseta, así que ellos se vengaron opacando el show de los centralista.
Lo que estos criaturas no se daban cuenta -y tampoco les importaba-, era que dentro del público había niños cuyas vidas pusieron en peligro con un acto delictivo.
Es lamentable ver que “estudiantes” hagan esto y no se comporten como tal, lo peor de todo que los maestros ya perdieron completamente el control de estos muchachos y eso es mucho más preocupante.