Colocamos el balón en uno de los dos manchones blancos de la cancha; nos preparamos para rematar, y… ¡Sorpresa! Nos han parado el penal.
En esta ocasión los porteros, las barras organizadas de Olimpia y Motagua, nos han dado una grata sorpresa, esto por la celebración del Día del Niño a nivel nacional.
Y es que debemos ser parejos. Cuando se equivocan nadie se anda con cosas para señalarlos como unos antisociales, pero cuando hacen cosas buenas pocos lo resaltan, así que en esta oportunidad aplaudiremos su actitud.
Por una parte los Revolucionarios del Motagua armaron una fiesta para todos los niños en el Estadio Nacional, justamente cuando derrotaron 5-0 al Juticalpa, llevándoles piñatas, dulces y muchas cosas más.
Por otra parte la Ultra Fiel en San Pedro Sula realizó una acción muy noble, exactamente en la escuela Juan Lindo, donde festejaron con los niños y además pintaron el muro perimetral del centro educativo.
Con este tipo de acciones queda claro que dentro de las barras hay personas de buenas intenciones, quienes únicamente piensan en apoyar a su equipo y cuando pueden ayudan a quien lo necesita.
El detalle, lamentablemente, es que no existe un control, y los infiltrados están a la orden del día cada vez que hay disturbios dentro o fuera del estadio.
Seamos sinceros, la manera indicada de pelear en contra de la violencia en nuestro fútbol es realizando una identificación de los aficionados, no solo de las barras, sino de todos los seguidores que asisten a los inmuebles deportivos.
Sí, se necesita mucho dinero para ello, pero no lo veamos como un gasto, sino como una inversión.
El hecho de identificar a los aficionados daría paso a impartir castigos a aquellos que se portan mal, por ejemplo, vetarlos totalmente de cualquier estadio si realizan una acción violenta que atente contra la vida de alguien más.
Si eso sucede obviamente los incidentes disminuirán considerablemente, pero para ello el fútbol necesita apoyo de las autoridades correspondientes.
Los buenos somos más, y si hacemos un buen trabajo es un hecho que podemos hacer regresar la paz en el balompié nacional.