Sin conocerlo, ya nos cae a las patas. En el colmo del exhibicionismo y de la política barata, el alcalde Alexander López (Partido Liberal), mandó a ponerle su foto a los pasteles que serán regalados para el día del Niño.
Pasteles que, seguramente, fueron comprados con el dinero que el pueblo paga en impuestos.
A ese extremo caen los políticos hondureños: en la payasada, en la ofensa a la dignidad de las personas, en el abuso, en el ridículo.
¿Se imaginan a este señor con su sonrisa falsa entregándoles estos pasteles a los niños pobres de la ciudad? ¡Pobre pueblo!
López ha ganado la alcaldía en cuatro ocasiones, lo que demuestra que algo debe haber hecho para ganarse las simpatías de la gente.
Pero esto del pastel estuvo fatal.