“Un padre de familia fue atacado a balazos este miércoles dentro de la escuela José Ramón Cálix de colonia La Cañada de Tegucigalpa”. Este titular recorrió todos los medios de comunicación convirtiéndose en la noticia del día.
Al verlo, lo primero que me dio fue escalofrío y pensar que no es posible que estemos viviendo esta situación tan lamentable en Honduras, se mata a plena luz del día, sin importar cuantas personas vieron y tampoco importa el lugar. Y menos si hay niños presentes.
La víctima fue identificada como Carlos Alberto Rodríguez, quien se dirigía a dejar a su hija a la escuela cuando desconocidos le dispararon con una escopeta.
El hecho ocurrió adentro del aula de clase del quinto grado y en presencia de unos 30 niños, así lo informaron las autoridades del centro educativo.
El sicario entró al aula, cerró la puerta y le empezó a disparar frente a su hija y los demás alumnos.
Gracias a Dios, Rodríguez se encuentra estable a pesar de que ingreso con tres lesiones provocadas por una escopeta
“Está estable, fuera de peligro. Una de las lesiones está localizada en una de las extremidades superiores en el brazo derecho, es una lesión bastante profunda que tendrán que intervenir médicos en Cirugía Plástica, Ortopedia está evaluando. Igual tiene una lesión a la altura de la cadera”, comentó el portavoz del Hospital Escuela Universitario (HEU), Miguel Osorio.
Estas personas van andar en el país como Pedro por su casa mientras no les pongan rienda de verdad.