Bunbury no quiso cantar en el zoológico de Joya Grande

A unos 25 minutos de Santa Cruz de Yojoa, por una carretera de tierra en buen estado, está el zoológico de Joya Grande.

Luego del escándalo provocado por la captura de sus antiguos dueños, ha circulado el rumor que el zoológico está en malas condiciones y los animales en abandono, tristes y hambrientos.

Pero no es así.

Vale la pena ir hasta ese pedacito del África enclavado en medio de hermosos paisajes y admirar jirafas, hipopótamos, leones, tigres, jaguares, monos, camellos, cebras, avestruces, entre otros.

Prueba de que los animales están bien cuidados, alimentados, vacunados y vitaminados, es que uno encuentra a los empleados subiendo y bajando por el lugar con comida y medicinas.

Uno de los lugares más visitados es el de los hipopótamos David, Bomboncito y Bunbury.

Bunbury no siempre está de buen humor, y prueba es que el día que estuvimos allí no hizo caso a los llamados de una de las muchachas que lo invitaba a comer.

“Bunburyyyyyyyyy”, gritaba la muchacha, pero el hipopótamo nunca atendió el llamado, y se limitó a enseñar sus enormes colmillos.

Con seguridad, comida (una pizza grande de la que comen cuatro o cinco personas cuesta 300 lempiras), caopy, paintball, go-karts, senderismo y otros atractivos, vale la pena visitar Joya Grande.

¡Es una experiencia increíble!

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FOTO: El famoso hipopótamo Bunbury.

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